La sobrepoblación de conejos que desde hace años lleva de cabeza a los agricultores se mantiene en la mayoría de las poblaciones de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida a pesar de las medidas promovidas para atajarla. La última actualización de las directrices extraordinarias para el control de estos animales por parte de la Conselleria de Agricultura ha detectado una presencia masiva de ejemplares y daños significativos en cultivos o riesgos de padecerlos en un total de 43 localidades de estas tres comarcas.

La revisión desplegada hace un año determinó que la plaga afectaba a 44 pueblos, con lo que en 2022 solo uno ha conseguido abandonar el listado: se trata de Aielo de Malferit, donde los trabajos de campo han constatado una notable reducción de la presencia de la especie y del riesgo que entraña su actividad sobre los cultivos.

Solo cinco municipios han sido eliminados por la conselleria de esa relación respecto a la aprobada en septiembre de 2021. Los otros se ubican en las comarcas del Camp de Túria y l'Alcoià.

A pesar de la salida de Aielo, la Vall d'Albaida continúa siendo el territorio más golpeado por la sobreabundancia de conejos, un problema histórico que perdura en el tiempo: 31 de sus 34 localidades se mantienen en entre las zonas castigadas. En la Canal de Navarrés, la plaga solo resulta preocupante por su incidencia en Anna, mientras que en la Costera son 11 los municipios incluidos en el listado: Cerdà, Estubeny, la Font de la Figuera, la Granja de la Costera, Llanera de Ranes, la Llosa de Ranes, Moixent, Montesa, Rotglà, Vallada y Xàtiva.

La dinámica de la población de conejos es cambiante, por lo que cada año surgen nuevas áreas con sobrepoblación (en el último listado se han incorporado seis) y desaparecen otras. A partir de la información disponible en el Servicio de Caza y Pesca y la remitida por ayuntamientos, organizaciones agrarias, aseguradoras, titulares cinegéticos y otras administraciones, la conselleria lleva a cabo prospecciones para identificar las zonas en las que confluyen varios factores de riesgo para la aparición de la problemática.

Los agricultores siguen denunciando destrozos como consecuencia de la acción de los conejos en todo tipo de explotaciones, sobre todo en la Vall d'Albaida. Estos animales son en parte responsables de que la cosecha del "meló d'or" en Ontinyent se haya situado este año por debajo de la media habitual, puesto que se llegaron a comer casi toda la cosecha de un productor de Fontanars. También los cultivos de vid son a menudo objetivo de la plaga, que igualmente se palpa en el cementerio de Xàtiva, donde -como informó este diario- los conejos suelen campar a sus anchas y comerse flores de las tumbas a pesar de los esfuerzos de los operarios de cazarlos con jaulas.

Desde las sociedades de cazadores apuntan a que a pesar de las muchas capturas que se realizan al cabo del año, resulta imposible contener la sobrepoblación que se ha asentado en zonas agrarias más próximas a los núcleos urbanos de los municipios, donde no se puede cazar.

El biólogo Salvador Argente contrapone la cada vez menor presencia de conejos salvajes en los montes con la proliferación de conejos asilvestrados que merodean los campos de cultivos y se nutren de la savia de los árboles que dan frutos: cuanto más cuidados estén mejor, porque más jugosos les resultan. "Cerca de las tierras de cultivo que se riegan por goteo siempre hay hierba y eso para el conejo es como vivir toda la vida en Benidorm: están como en casa", señala.

El resultado es que "crían más y tienen más hambre". Otro factor que puede influir en la mayor presencia de conejos cerca de núcleos poblados es la falta de depredadores como los zorros, cuya población -según hace hincapié en biólogo- también se ha visto reducida en la comarca.