"Vivir junto a una ermita como Sant Feliu es un privilegio"

La presencia de Tomás Castillo y su familia en la casa contigua al edificio religioso garantiza el horario de visitas durante seis días a la semana

Tomás Castillo llegó junto a su familia a Xàtiva en agosto del 2021. Durante más de un año residieron en una vivienda de alquiler. Sin un trabajo fijo, en noviembre los padres de una compañera de clase de su hija actuaron de intermediarios y la iglesia les ofreció la oportunidad de residir en la casa contigua a la ermita de Sant Feliu, en Xàtiva

La familia no afronta gasto alguno por su estancia en una vivienda emplazada en las inmediaciones del Castell de Xàtiva, rodeada de naturaleza y apartada del núcleo urbano. Como contraparte, abren el templo religioso a las visitas durante seis días a la semana —todos menos los lunes— en un horario habitual que comienza a las once de la mañana y acaba sobre la una del mediodía, sino hay una celebración especial.  

Tomás Castillo y su esposa Flavia Rocha son los nuevos guardeses de Sant Feliu. Sustituyen a los anteriores — José Nava y Ana Omari—, cuya estancia duró unos siete meses en el inmueble cedido por la iglesia. 

Actualmente, este vecino de la capital de la Costera nacido en Nicaragua busca un trabajo a media jornada que le permita alargar su presencia en la capital setabense: «La verdad es que se está muy bien aquí, hay mucho silencio. Vivir junto a una ermita como Sant Feliu es un privilegio».

El nuevo guardés no esconde que también hay inconvenientes: «No todo es perfecto, ya que hay que bajar a la ciudad por cualquier cosa y cuando el frío aprieta se nota. Eso sí, la casa está acondicionada, tiene chimenea. Estamos muy bien». Consultado sobre la posibilidad de que su estancia junto a Sant Feliu se alargue en el tiempo, comentó que depende de muchos factores: «Actualmente no tenemos un trabajo fijo que nos garantice ingresos regulares, por lo que la posibilidad de vivir aquí fue un alivio. Antes, pagábamos 400 euros de alquiler y había más gastos. Cuando salió esta oportunidad nos vinimos. Estamos buscando un trabajo que nos permita compaginarlo todo».

La familia que les puso en contacto con el abad José Canet son feligreses. Poco a poco, los nuevos responsables de las visitas de Sant Feliu se están acoplando a su nueva vida: «Es todo muy diferente, vivimos en un entorno muy natural. La verdad es que sí viene mucha gente a verla, sobre todo los fines de semana. Creo que Xàtiva es una muy buena ciudad para vivir, pero hace falta un trabajo bueno. Nadie puede decir que viva mal aquí, lo aseguro». 

A su vez, el nuevo guardés comentó que está aprendiendo la historia del lugar: «Sé que se construyó en el siglo XIII, pero tengo que conocer más. Una de las primeras visitas me preguntó y me pillo un poco perdido. Cuando entran a la ermita hay muchas cosas que les llaman la atención, como la forma del techo y la madera policromada, por ejemplo. Tendré que estudiar más para poder responder a todas las preguntas». El órgano es otro de los aspectos a destacar: «Antes de venirnos a vivir estuve en un concierto y el sitio estaba lleno. Había acompañado al músico días antes para ensayar y la ermita ya me había fascinado, es algo especial». 

La ermita vuelve a formar parte del patrimonio setabense que vecinos y turistas pueden visitar.