El nuevo colector de Ontinyent evitará el vertido de toallitas al río Clariano
Se instalarán cinco parejas de «rototamices» en los aliviaderos ubicados junto a la depuradora, el Camí Vell y los puentes de Santa María, Plaça de Baix y Sant Francesc - El ayuntamiento pide un «uso responsable» de la red de saneamiento
La acumulación de elementos como las toallitas, compresas u otros sólidos en la red de saneamiento de las grandes ciudades causa graves atascos en las tuberías, que pueden ocasionar de forma paralela un notable gasto a las administraciones públicas. Solo en la ciudad de València se recogen al año 64 toneladas de toallitas. En otras urbes como Ontinyent el dato será menor, pero la problemática es similar y está conectada con un mal uso de los servicios públicos.
Sin embargo, las nuevas obras del colector de Ontinyent —proyectadas tras los destrozos de la DANA de 2019— evitarán que este tipo de residuos lleguen al río Clariano en los episodios de lluvias torrenciales.
Así, en el proyecto se ha planificado la instalación de cinco parejas de tamices autopropulsados —o «rototamices»— en los aliviaderos ubicados junto a la depuradora, el Camí Vell y los puentes de Santa María, Plaça de Baix y Sant Francesc, que evitarán que los elementos como las toallitas u otros sólidos similares sean vertidos en el río Clariano en los episodios parecidos al vivido hace tres años en la capital de laVall d’Albaida y en todas las poblaciones cercanas.
Así, los cinco aliviaderos evacuaran los excedentes de aguas pluviales procedentes de la red de saneamiento municipal cuando el caudal sea mayor por las precipitaciones, pero los tamices limitarán que los elementos sólidos que podrían causar un grave daño medioambiental no lleguen al caudal del río, sino que recircularán por el conducto. Acabarán en la depuradora.
Cada uno de los aliviaderos se presenta como una estructura de hormigón armado, con unas dimensiones de 3,60x 10,20 metros y están formados por dos compartimentos. Todos están dotados con los mencionados tamices autopropulsados, pantalla deflectora y sistema de detección de alivios. Los tamices están construidos en acero inoxidable y cuentan con una turbina que acciona una carrusel de cepillos que se encargan de mantener «limpia» de sólidos la superficie del tambor. Los elementos a vigilar —como las toallitas y las compresas— serán devueltos al canal principal de agua. Los técnicos apuntan que un porcentaje normal de «aguas negras» se sitúa en el 15 % cuando la red de saneamiento se ve expuesta a lluvias incesantes.
«El WC no es una cloaca»
La concejala de Sostenibilidad de Ontinyent, Sayo Gandia, recordó ayer que aunque los «rototamices» van a evitar la presencia de sólidos, «el problema de los vertidos en la red de alcantarillado sigue siendo un grave perjuicio para todos los vecinos. El mal uso de la red de saneamiento provoca obstrucciones en los desagües de las viviendas, retenciones, acumulación de gases o malos olores. El WC no es una cloaca donde echar todo, los solidos se mezclan entre sí y con sustancias como aceites y jabones, se solidifican y todo repercute negativamente. Pedimos a la ciudadanía que sea consciente de ello y haga un uso responsable de algo tan esencial como la red de saneamiento».
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