La plaga de la procesionaria se expande sin control por la Costera

Las orugas adelantan su salida de las bolsas en un invierno «cálido y seco» por la acción del cambio climático

Espacios naturales como la Sierra de Cantalar y el Penyó de Sant Didac, llenos

El "puerto de Enguera", invadido por la oruga procesionaria

Perales Iborra

Xàtiva

Salvo cortos períodos de tiempo cada vez más excepcionales, el actual invierno está siendo mucho más caluroso de lo habitual, con temperaturas de 20 grados de medio. La falta de lluvias también está siendo muy seca. Estos dos factores están actuando como motor de la expansión de la plaga de la oruga procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) por la comarca de la Costera. 

Apiñados de bolsas blancas durante el invierno, los ejemplares de este plaga solían «bajar» de los árboles en los meses de abril y mayo. La influencia del cambio climático ha causado un adelanto en esta fase. En los últimos años, bajaban conforme se acercaba el mes de febrero. La expansión de la oruga procesionaria se acelera desde hace semanas en muchos espacios naturales de la comarca de la Costera.

Sierra de Cantalar

Solamente hace falta acudir a un espacio natural como la Sierra de Cantalar —un pulmón verde emplazado entre las comparcas de la Costera y la Canal de Navarrés— para ver grandes bolsas de orugas. Esa zona linda con las poblaciones de Enguera, Anna, L’Alcúdia de Crespins, Llanera de Ranes y Xàtiva y es muy visitada por senderistas, ciclistas de montaña y cazadores. También conocido como «el puerto de Enguera», en sus pinos se pueden observar actualmente grandes grupos de orugas, muchas bajando de los árboles. En la «falta de la Munyateta» y «el penyó de Sant Didac» —entre Xàtiva y Novetlé— también se han avistado ejemplares. 

Los datos oficiales de la conselleria de medio ambiente —publicados el pasado mes de diciembre— atestiguan que esta plaga se concentra de manera elevada en la comarca de la Costera (con un nivel 4 sobre 5 en la escala de infestación). Así, el año pasado se confirmaron defoliaciones severas (caída prematura de hojas) en 223,83 hectáreas de pinares.

Algunos ayuntamientos ya han actuado dada la concentración de ejemplares y el peligro que pueden suponer si pequeños o mascotas entran en contacto con las orugas. Así, a mediados de diciembre, la concejalía de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Canals realizó trabajos de control y tratamiento de plagas, centrándose en combatir la procesionaria que se desarrolla en los pinos. Los operarios también actuaron en los olmos emplazados en el municipio, que se están viéndose atacados por una especie de pulgón este año. 

Las administraciones públicas hace tiempo que avisan sobre los posibles peligros que conlleva la expansión de esta plaga. Por ejemplo, en el perfil oficial de la Guardia Civil se avisaba en una publicación compartida en marzo del año pasado que la procesionaria del pino puede provocar «irritación en oídos, nariz y garganta. Y si tu perro lame una oruga o sufre una picadura tendrá graves heridas o incluso puede morir. Ten precaución». 

Las orugas presentan pelos urticantes cargados de «thaumatopina», una sustancia irritante, y liberan el principio activo por fricción al manipular a las orugas, o al ser ingeridos por animales. Si un perro se come un ejemplar debe ser llevado de forma urgente al veterinario, por ejemplo. Los expertos también defienden el «valor ecológico» de las orugas, ya que son alimento para algunas pequeñas rapaces, por ejemplo.

Tracking Pixel Contents