Arantxa Cortés lleva a escena el alma colectiva de Chella con «Verbena»

La joven dramaturga y actriz se estrena en su localidad natal

Con solo 27 años, ha creado la compañía «La Vulgar» y ha escrito varias obras que abordan la despoblación de la comarca y la identidad del pueblo

Ensayos para «Verbena», de Arantxa Cortés.

Ensayos para «Verbena», de Arantxa Cortés. / Arantxa Cortés

Chella

¿Quién fue el primer habitante de Chella y... quién será el último? La actriz y dramaturga Arantxa Cortés se estrenó este domingo en su localidad natal con «Verbena», una obra que gira en torno a estas cuestiones y busca la identidad chellina a través del teatro.

«Verbena» es una lectura dramatizada que nace de un taller para fomentar la actividad cultural en un pueblo de apenas 2.500 habitantes. El taller reunió a diez participantes de entre ocho y cincuenta años, vecinos de la pequeña localidad de la Canal de Navarrés. La autora destaca que esta diversidad generacional ha sido clave en la riqueza del proyecto: «El teatro no solo conecta a la gente con el arte, sino también entre generaciones». «En Chella no hay ninguna opción para hacer teatro, por lo que las personas que siempre han querido hacerlo lo han cogido con muchas ganas», detalla.

Ensayos para «Verbena», de Arantxa Cortés.

Ensayos para «Verbena», de Arantxa Cortés. / Arantxa Cortés

El proyecto fue aprobado gracias al programa APLEC Creadores para fomentar el teatro en entornos rurales. Cortés programó sesiones previas con los participantes en las que cada uno de ellos aportó su visión de Chella, a partir de las cuales escribió «Verbena», «un mosaico de historias del pueblo contadas de manera autoficcional; historias populares que se cuentan, pero que no están escritas, de personas que todos conocemos, pero que no están plasmadas en un papel», en palabras suyas.

«Quería hacer un homenaje de una manera muy almodovariana de lo que significa la vida aquí, desde lo más tradicional a lo más moderno, como qué significa la entrada de la juventud y de sus modernidades, porque, ¿qué pasa cuando la tradición que ha imperado toda la vida cambia?», se cuestiona la escritora. Porque «las verbenas están pasadas de moda, como los pueblos, pero son un punto de encuentro».

Una reivindicación de lo vulgar

Arantxa Cortés reivindica aquello vulgar en sus obras. Con solo 27 años, ha escrito varias obras y ha fundado su propia compañía, «La Vulgar»: «Me gusta mucho la palabra "vulgar" porque para mí no tiene una connotación negativa. Es la palabra del pueblo, es la lengua que utilizamos, ya que sin el lenguaje vulgar tampoco existe el institucional», explica Cortés a Levante-EMV.

Arantxa Cortés, actriz y dramaturga y fundadora de «La Vulgar»

Arantxa Cortés, actriz y dramaturga y fundadora de «La Vulgar» / Maria Bustos

En «Verbena», los diez personajes hablan chellino y dan rienda suelta a su creatividad en un guion que «ha partido mucho de la improvisación y que han adaptado a sus propias palabras». Todos se identifican por sus motes, algo muy habitual en los pueblos. Tanto es así, que la misma directora se presenta como Arantxa «la palomica»: «Los motes juegan un papel por sí solos en la obra, son parte de nuestra identidad, una identidad viva porque estos nombres van cambiando con los años o incluso hay quien no tiene uno, como una forastera que también participa en la obra y cuyo propio mote, paradójicamente, puede llegar a ser ese, "la forastera"».

Volver al pueblo

La obra también explora temas como la despoblación y el sentido de pertenencia y permanencia respecto a un pueblo, «que no es lo mismo que una ciudad». «Se habla mucho de la espera, de esperar a que llegue todo», comenta la dramaturga. En este sentido, advierte de un pequeño spoiler sobre el final: «Al final hacemos una reivindicación de la vuelta al pueblo. Por ejemplo, en Chella está el barrio más antiguo, las Cábilas, que se despobló mucho porque la gente era muy mayor. Pero hace cuestión de tres años llegó gente joven a la zona y crearon una asociación, a partir de la cual sus calles se han dinamizado muchísimo y se han llenado de colores, de gente y de fiesta».

Representación de «Verbena», de Arantxa Cortés.

Representación de «Verbena» en Chella, de Arantxa Cortés. / Levante-EMV

Con esto, Cortés quiere comunicar que hay «un punto final de esperanza» para los pueblos: «Con todo lo que está pasando, hay una predisposición de la gente joven de volver al pueblo, sobre todo por el acceso a la vivienda y por huir de esa sobreestimulación constante de las ciudades que nos hace ser más individuales. A lo mejor necesitamos volver a la colectividad», sostiene.

Aunque el montaje es una lectura dramatizada con movimiento, realizada tras solo una semana de taller, Cortés no descarta llevar la pieza a otros teatros: «Quiero que este proyecto tenga vida más allá del taller, porque no es solo teatro, es un retrato de lo que somos como pueblo y con el que otros pueblos también se podrán sentir identificados», cierra.

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