El Ventorro e indecentes
"Mezclar las ayudas a Gaza y a los afectados valencianos sirve para seguir cabreando al personal"

Fachada del restaurante El Ventorro, en el centro de Valencia. / F. Bustamante
Vicent Soriano
Después de varios meses de silencio que me inyectó la maldecida Dana allí donde más duele (en vena y sin anestesia), mis oídos han intentado estar sordos ante la colección de barbaridades vomitadas por parte de aquellos que eran los responsables de haber puesto su conocimiento (ya hemos visto que justo y cortito) en intentar impedir que los muertos se incrementasen a cada minuto que pasaba, y que esos muertos, todos ellos con nombres y apellidos, se convirtiesen en un lastre que nunca se olvidará, en la historia de esta tierra.
Las excusas que seguimos escuchando no dejan de ser traicioneros puñales que no hieren, sino que siguen matando por encima de las heridas que no curan. Es impresentable que el presidente de la Generalitat se siga cubriendo de mierda mientras que docenas de miles de valencianas y valencianos, exigen su dimisión. Es un tipo que ya no representa a casi nadie, pero es tan sucio, tan cobarde y tan indecente que la última (perdón, habrá muchas más)es mezclar el dolor de Gaza con miles de muertos, para mentir descaradamente asegurando que se ha mandado más dinero por parte del Estado al conflicto de Israel con Palestina, que a los damnificados por la Dana. Si tuviese un mínimo de dignidad callaría la boca, agacharía la cabeza, pediría perdón, y se marcharía a casa, para sacar la guitarra del armario y entonar en las horas muertas de le esperan, aquello de “y te has pintado la sonrisa de carmín y te has colgado el bolso que él te regaló…”. Y si me apuran mucho, pedirle a la alcaldesa de València (otra que tal tio Pasqual) que le buscase una esquinita desde donde se vislumbrase tenuamente una ventana indiscreta de El Ventorro, como recuerdo permanente y eterno de donde estaba Mazón aquella fatídica tarde.
Eso seguro que lo tiene en la memoria y se relame de gusto con aquellos callos a la madrileña que se zampó (¿o no?) y el chupito eterno detalle de la casa entre peticiones desconocidas que se vuelven en dudas, preguntas sin respuesta, dinero público malgastado como casi siempre e incapacidad manifiesta de gobernar para servir, algo que al parecer se le olvidó al caradura del alicantino.
Lo dicho, el silencio en vena solo me ha servido para malgastar rabia y más rabia que es incapaz de calmarse después de seguir escuchando y viendo indecencias un día si y otro también. El tipo ni se arruga ni hace objeción de conciencia que al menos le provocase vigilia por las noches llenas de ruido de agua que lo arrastraba todo. Claro, su inutilidad es tan manifiesta que se le debería llamar al orden cada vez que abre la boca y miente como un descosido, destempladamente y sin barreras. Mezclar las ayudas a Gaza y no para los afectados valencianos sirve para seguir cabreando al personal, y sigue alimentando la idea de que en El Ventorro fue solo una extraña maniobra que ha llenado de dolor y llanto a centenares de afectados. Vamos pues que a la guitarra le espera para que comience el baile de los indecentes.
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