La ermita del siglo XV del convento dominico de Albaida entra en la Lista Roja de patrimonio

Los escasos elementos que se conservan del inmueble donde fue prior San Luis Bertrán están en peligro de desaparición tras décadas de abandono y los saqueos registrados

El conjunto fue adquirido por la antigua textil Reig Martí para levantar un centro industrial, pero terminó deteriorándose por la falta de actuaciones

El antiguo convento dominico de Santa Ana de Albaida.

El antiguo convento dominico de Santa Ana de Albaida. / Hispania Nostra

Sergio Gómez

Sergio Gómez

La pieza más antigua del convento dominico de Albaida del que fue prior San Luis Bertrán está en grave riesgo de desaparición. Fundada en torno al año 1410 por la entonces señora de Albaida, Carrícola y Corbera, Carroza de Vilaragut, de la ermita dedicada a Santa Ana y San Antonio Abad apenas se conservan sus muros y algunas dependencias, como la almazara y una acequia todavía en uso.

Esta joya histórica, declarada Bien de Relevancia Local en 2006 y completamente en ruinas, acaba de incorporarse a la la Lista Roja de Patrimonio que impulsa Hispania Nostra en todo el territorio nacional, con 105 inmuebles señalados en la Comunitat Valenciana. Se trata del segundo edificio ubicado en la Vall d'Albaida que se incluye en este catálogo, junto al Palacio de los Bellvís de Benissuera, en proceso de ser recuperado.

Restos de la ermita de Santa Ana en Albaida.

Restos de la ermita de Santa Ana en Albaida. / Hispania Nostra

Hasta finales de la década de 1960, el estado de conservación de la ermita del siglo XV era bueno. El conjunto conventual llegó a ser adquirido por la compañía textil de Albaida Reig Martí para levantar un centro industrial, pero el proyecto no cuajó, la empresa fue liquidada y el complejo terminó sumido en un proceso de deterioro irreversible.

Ahora, el convento está en completo estado de abandono ante la falta de intervenciones de conservación en su seno. Algunas de sus partes han sido saqueadas, razón que motivó la instalación de una valla a su alrededor para que no se pueda acceder dentro. En la señal de la senda oficial de la administración se hace mención a su abandono, según consta en la ficha del listado.

El monasterio de dominicos de Albaida fue fundado en 1538 por el padre Joan Micó con el objetivo de evangelizar la ciudad y convertir al cristianismo a los moriscos de los pueblos de la zona. De este monasterio fue elegido prior San Luis Bertrán a los 31 años, cargo que ejerció entre 1557 y 1560. La tradición lo considera escenario de diversos milagros del santo valenciano, que sentía gran devoción por Santa Ana.

Dependencia conservada de la ermita de Santa Ana.

Dependencia conservada de la ermita de Santa Ana. / Hispania Nostra

Tanto el monasterio como la ermita -ubicada a 2 kilómetros del núcleo urbano de Albaida, entre esta localidad y el Port d'Albaida- sufrieron graves daños en 1813 durante la conocida como "guerra del Francés". El 27 de Abril de 1812 comenzó en la Vall d'Albaida la invasión de las tropas francesas del general Habert. La oposición de los habitantes de la comarca hizo que se organizasen guerrillas lideradas por los dominicos del convento de Santa Ana de Albaida. 

La primera guerrilla inició los ataques a los destacamentos de tropas napoleónicas instaladas en Atzeneta d'Albaida. La rápida reacción de los franceses hizo que los soldados huyeran hacia el Barranco del Raboser, donde tuvo lugar una cruenta batalla en la que murieron más de 150 soldados españoles, pero ningún francés.

Una vez acabada la guerra, los frailes dominicos de Albaida volvieron a una casa vieja cedida por el ayuntamiento, pero la competencia con los monjes capuchinos hizo que los ingresos no fueran suficientes para subsistir. Alrededor del año 1820, marcharon al convento dominicano de Agullent.

Diversos propietarios particulares

En el siglo XVIII, la ermita y el convento de Santa Ana fueron desmantelados a raíz de la desamortización de Mendizábal. Desde entonces, ambos han pertenecido a diversos propietarios particulares de Alcoi u Oliva y a la congregación de Salesianos, que continuó manteniendo los edificios antes de ser asumidos por Reig Martí, según indican fuentes conocedoras de su historia. La falta de intervenciones de restauración en su seno han favorecido su avanzado estado de degradación.

Tal como describe la información proporcionada por Hispania Nostra, la ermita es de planta rectangular, dotada de una sencilla cornisa y un alero formado por varias hileras de ladrillos. La puerta de acceso está adintelada y sobre ella se abre un vano, por encima del cual se pueden ver las dovelas de la que debió ser originalmente la entrada. El interior está cubierto con bóveda de cañón y dividido en dos tramos por un arco que reposa sobre pilastras adosadas. La bóveda del presbiterio, elevado en gradas, es vaída y cortada por cuatro arcos torales.

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