Las vidas olvidadas de los setabenses perseguidos por el fascismo

El XVI Memorial Víctimas del Bombardeo de Xàtiva organizado por Ulleye desvela nuevas investigaciones sobre vecinos exiliados en México y deportados a campos de trabajo nazis

Público asistente al homenaje de las víctimas del bombardeo en Xàtiva, este domingo.

Público asistente al homenaje de las víctimas del bombardeo en Xàtiva, este domingo. / Adrián Mancebo

Salvador Catalá

Xàtiva

El XVI Memorial Víctimas del Bombardeo de Xàtiva, organizado por la editorial Ulleye, sacó este pasado fin de semana a la luz los olvidados casos de Arturo Perucho, Cecilia Sanz y de otros setabenses que fueron víctimas de la deportación pero no acabaron en campos de exterminio, sino que fueron a parar a «stalag» de trabajo esclavo en suelo francés y alemán.

Josep Palomero, escritor y miembro de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, descubrió la olvidada trayectoria del periodista Artur Perucho, de familia setabense, pero nacido accidentalmente en Borriana, al ser allí destinado su padre, Pascual Perucho, como oficial de telégrafos.

Artur inició su carrera profesional como colaborador en los diarios el Progreso y el Demócrata de Xàtiva, la prosiguió escribiendo en los mejores diarios de Valencia y Barcelona, lugar donde arraigó como redactor. Trabajó como corresponsal y asesor de ministros durante el mandato de Azaña, hasta que evolucionó ideológicamente del republicanismo federalista al comunismo, siendo redactor de los periódicos Frente Rojo o Mundo Obrero, del marxismo más ortodoxo, de corte estalinista, lo que le llevó a tomar el camino del exilio en dirección a México, tras el fin de la Guerra Civil.

Allí pudo rehacer su vida como periodista en medios de comunicación aztecas. Su muerte en el exilio en 1956 se conoció en España gracias a la necrológica publicada por Joan Fuster en el Diario Jornada.

Por su parte, el profesor e investigador Salva Català orientó su ponencia a desgranar quién fue la ilustre médica Cecilia Sanz, acogida también en el México de Lázaro Cardenas, donde halló una nueva vida junto a su marido Vicente Ridaura, otro médico valenciano represaliado. El padre de Cecilia, Ernesto Sanz, fue la máxima autoridad sanitaria de la Xàtiva de los años 20 y 30 y se encargó de gestionar la atención a las víctimas del bombardeo de la estación, después de estar al mando del hospital de sangre nº 1, mientras su hija hacía lo mismo, trabajando en otro centro, ubicado en el frente madrileño.

Ambos sufrieron la represión y Cecilia decidió tomar el camino del exilio junto a su esposo y una hija de ambos. En la localidad mexicana de Tampico, donde ejercieron como médicos, se organiza cada año un festival en recuerdo de toda su trayectoria como profesional y promotora cultural. Su padre acabó siendo cesado en Xàtiva de todos sus cargos en la sanidad pública, y condenado al olvido, pese a salvar tantas vidas de conciudadanos durante décadas.

Nuevas pistas sobre deportados setabenses

El investigador Adrián B. Domínguez disertó sobre sus últimas investigaciones en los archivos franceses ligados a la Francia de Vichy, para poner el foco en los republicanos españoles que acabaron en Stalags, como trabajadores esclavos, entre ellos unos cuantos setabenses. El delegado de la Amical  pronunció sus nombres a la espera de que algún descendiente pueda dar pie a nuevas investigaciones microhistóricas de tipo local.

Domínguez también investiga las peticiones de asilo de todos los valencianos exiliados en Francia que querían salir del país galo tras la invasión nazi, como las realizadas por Celia Sanz o Francesc Bosch Morata, como los casos más conocidos, y de final más feliz. También repasó sus últimas indagaciones con respecto a los setabenses identificados exterminados en Gusen.

En el caos de Ricardo Cháfer, narró cómo fueron los últimos días del setabense a través de testimonios de otros supervivientes, y afirmó que de Rafael Perelló Tormo, también exterminado en Gusen, se conserva la urna con sus cenizas, que piensa visitar en próximos viajes hacia los campos de exterminio.

El resto de las ponencias estuvieron dedicadas a analizar las colonias escolares, y la repercusión de los bombardeos en el imaginario de los niños. El profesor Ramón Torres analizó el caso concreto de la de Pobla Lllarga, la investigadora Escrivà analizó las consecuencias de la represión franquista sobre el modelo educativo propuesto por el instituto Obrero de Valencia, y el filósofo Rafel Carril analizó las consecuencias de la manipulación franquista sobre las señales de identidad de los setabenses y valencianos, a través de la añadidura de dos tiaras papales inexistentes en el escudo de Xàtiva, o el abuso del azul en la senyera.  

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