Los buenos precios no frenan el abandono de cítricos y caquis en la Costera y la Vall d'Albaida

Las cosechas se pagan mejor que el año pasado, pero la merma de kilos producidos (de hasta el 50% en el caso de los caquis) vuelve a comprometer la rentabilidad de los cultivos

Las últimas lluvias, muy beneficiosas para el campo, alivian los altos costes energéticos de los regantes y dan un respiro a los agricultores de l'Ombria del Benicadell, especialmente afectados por las restricciones

Campos de naranjas sin cosechar en Xàtiva.

Campos de naranjas sin cosechar en Xàtiva. / Perales Iborra

Sergio Gómez

Sergio Gómez

Xàtiva

La sequía que azotó al campo el año pasado ha dejado de ser una preocupación para los agricultores de la Costera, la Vall d'Albaida y la Canal de Navarrés, pero los problemas asociados a la falta de rentabilidad de las explotaciones continúan acentuándose, provocando el abandono de cada vez más plantaciones, según certifican los productores sobre el terreno.

Aunque este no va a ser un año desastroso ni ruinoso, los buenos precios que están acompañando a las liquidaciones de las últimas cosechas de caquis y cítricos no están compensando económicamente la merma de kilos registrada durante una campaña que a priori debería haber sido buena debido a la ausencia de pedriscos u otros episodios climatológicos violentos vinculados a graves daños.

La producción de caqui en la Vall y la Costera se ha quedado aproximadamente a la mitad de un año normal, frustrando las expectativas del sector, que confiaba en una mayor cosecha. "Los precios se han incrementado en torno a un 25 o un 30% respecto al año pasado y están siendo bastante buenos, las cooperativas que han comenzado a liquidar pagan alrededor de 0,40 euros el kilo, pero la cantidad recolectada no ha acompañado", resume el secretario comarcal de La Unió Llauradora en la Vall d'Albaida, Juan José Climent.

Las fuentes consultadas atribuyen la pérdida de kilos al calor y la falta de precipitaciones de 2024, pero también a los efectos de los pedriscos de hace dos años, que posiblemente han acabado afectando a los árboles y a la evolución del fruto. Por otra parte, los costes que afrontan los agricultores se han incrementado por la presencia de nuevas plagas que obligan a efectuar mayores tratamientos contra los hongos y enfermedades. Varias partidas de clemenvilles en la Costera se han perdido por esta razón.

"Los destríos (la parte de la fruta que no puede comercializarse por no reunir las condiciones de calidad o fitosanitarias- han ido aumentando y al final la producción comercial que cobra el agricultor se ha quedado a la mitad o un poco más", incide Climent, que apunta a que en la Vall "está habiendo bastante abandono" de cultivos. "Cuando viene una plaga, una helada fuerte o u pedrisco hay poco relevo generacional: la gente que queda es cada vez más mayor, muchos de ellos jubilados que cuando la climatología es un desastre abandona", remarca.

En el diagnóstico coincide Ricard Fillol, citricultor y secretario comarcal de La Unió en la Costera. "Los costes no han compensado por la falta de kilos y se están abandonando muchas explotaciones. Tenemos nuevas plagas y problemas burocráticos, falta mano de obra y la que hay es cara, con lo que la coyuntura es complicada", reflexiona. "Ahora se ven muchos campos abandonados de gente mayor porque la rentabilidad es muy justa y sus propietarios se plantean qué sentido tiene continuar. No hay relevo generacional y ni siquiera las subvenciones ayudan" a que los jóvenes se pongan a trabajar el campo. El propio Fillol reconoce que ha dejado de animar a los jóvenes a introducirse en el sector por las dificultades que existenn. "Tienes que aportar una inversión y te puedes quedar estancado, sin posibilidad de rentabilizarla", ahonda.

Agua beneficiosa para todos

Pero no todo es negativo. Como punto optimista, las últimas lluvias han sido muy beneficiosas para todos los cultivos y no han causado grandes males. "Encaramos el verano con una perspectiva mejor y más tranquila que el año pasado; los acuíferos se habrán recargado", vaticina el citricultor de la Costera.

En la Vall d'Albaida, las precipitaciones se han registrado de forma desigual: los registros han sido mayores en l'Ombria del Benicadell, una zona que necesitaba especialmente el agua debido a la escasez de reservas y a la falta de pozos de suministro. "El año pasado estuvimos todo el invierno regando los bancales y esta vez tenemos el agua cerrada y aún tardaremos en abrirla: vamos a ahorrar mucho en costes energéticos y en agua. Ha llovido muy bien y en el tiempo que toca", incide Juan José Climent.

"Los que no tenían agua (de regadío) lo pasaron fatal el año pasado e incluso los que tenemos por mucho que le tirábamos no era suficiente y había muchas zonas con problemas de restricciones y de presión. Se ha regado entre un 60 y un 80% más y en algunas comunidades hasta el 100% más que un año normal", recalca el delegado comarcal de La Unió.

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