Más de seis décadas descifrando el clima desde Carrícola

A sus 90 años, Concha Sanz ha sido reconocida con el Premio Nacional de Observación de Aemet

Concha Sanz, vecina de Carrícola, es la observadora meteorológica más longeva de la provincia de València

Perales Iborra

Juan Antonio Cloquell

Xàtiva

En la pequeña localidad de Carrícola, en la Vall d’Albaida, Concha Sanz mira al cielo con la misma curiosidad y rigor con los que lo ha hecho desde hace más de seis décadas. A sus casi 90 años, esta mujer, una de los menos de cien habitantes del municipio, sigue con su rutina diaria de observación meteorológica, una labor que comenzó en 1961 y que le acaba de valer el Premio Nacional de Observación, entregado por Aemet a una de sus colaboraras más fieles.

"Yo he sido siempre ama de casa y esto ha sido mi afición", cuenta Concha con humildad. "Vengo de una familia de agricultores que se dedicaba a la aceituna, ciruelos, albaricoques, uva y naranja y siempre hemos tenido que estar pendientes del tiempo, porque es un trabajo que depende directamente de si llueve, de si hace frío o calor". Así, la meteorología se convirtió en una parte inseparable de su día a día. Su padre, Rafael Sanz, ya tenía esa afición, forzada por su trabajo en el campo, y su tío, Rafael Giner, fue quien le trajo su primer pluviómetro, dándole así el impulso inicial para empezar con los registros.

Las primeras mediciones fueron modestas, pero con los años fue ampliando su instrumental, siendo en 1973 cuando empezó con las primeras observaciones de temperatura. "Lo primero que tuve fue un pluviómetro, después me trajeron la caseta meteorológica. Posteriormente incorporé un termómetro de máximas y mínimas y, finalmente, un hidrográfico", recuerda. Su constancia la llevó a enviar sus registros a la Agencia Estatal de Meteorología, contribuyendo con datos fundamentales para la comprensión del clima en la comarca de la Vall d’Albaida.

"La primera faena del día es salir al huerto a mirar el tiempo", explica Concha. "Luego comprobamos la mínima temperatura y la máxima humedad. Por la tarde, la máxima temperatura. Cada día apuntamos estos datos, junto con lo que ha llovido, y cada semana y una vez al mes lo enviamos a la Agencia Estatal de Meteorología", explica.

Concha Sanz, en ñacaseta meteorológica de su casa de Carrícola

Concha Sanz, en ñacaseta meteorológica de su casa de Carrícola / Agustí Perales Iborra

Un clima cambiante

Las cifras que ha anotado a lo largo de los años son un testimonio del clima cambiante. En su memoria y en sus cuadernos quedan grabados los históricos -6,2 °C de enero de 1985, los 46 °C del tórrido 10 de agosto de 2023 y los diluvios de las gotas frías de 1987 y 2019.

Sin embargo, Concha no cree que el clima esté evolucionando de una manera tan drástica como algunos sugieren. "No veo que el tiempo haya variado tantísimo como se dice, aunque sí se dan situaciones, como picos de temperatura, de una forma más frecuente. Hace décadas ya registramos picos de 40 ºC o 42 ºC. Variaciones de este tipo han habido siempre. El tiempo está cambiando, está claro, pero pienso que no tanto como se dice".

Entre todas las inclemencias meteorológicas que ha registrado a lo largo de estos años, hay una que se le quedó grabada: "Uno de los momentos que más recuerdo fue un gran pedrisco, hace alrededor de 20 años. Fue tremendo. Cayeron unas piedras como si fueran huevos. Recuerdo el ruido de la tormenta cuando se acercaba. Sabíamos que algo malo traía y así fue". La experiencia de tantos años observando el cielo le ha permitido anticipar fenómenos meteorológicos y entender sus ciclos, aunque admite que la naturaleza sigue sorprendiéndola.

Pese a su avanzada edad, Concha sigue realizando las mediciones gracias a la ayuda de su hija Imma. "Nunca me pensaba que ella se haría cargo. Yo soy mayor y hay veces que no puedo salir, por ejemplo, a medir el agua. Ella me ayuda. Está claro que habré influido, pero le ha nacido a ella", dice con orgullo. Para Concha, esta continuidad en la labor meteorológica familiar es motivo de satisfacción. "Siempre lo he hecho muy a gusto, ver el tiempo es mi pasión", confiesa.

Concha Sanz, con el premio nacional de observación

Concha Sanz, con el premio nacional de observación / Agustí Perales Iborra

A lo largo de los años, su dedicación ha sido reconocida por diferentes entidades y personas. Desde 1989, cuando comenzaron las emisiones de Canal 9, ha colaborado diariamente con el servicio meteorológico de la radiotelevisión pública comunicándoles los registros de Carrícola. En 2022, la Diputació de València le otorgó el premio “Hacemos que las mujeres cuenten”, en reconocimiento a su trayectoria como referente femenino en el medio rural. Recientemente ha recibido el premio nacional de observación.

Pero más allá de los reconocimientos, para Concha lo más importante es el cariño de quienes valoran su labor. "Me emociona que la gente se acuerde del trabajo que he hecho toda la vida de forma desinteresada", concluye con la satisfacción de haber dejado una huella imborrable en la meteorología valenciana.

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