Decenas de miles de pinos muertos disparan el riesgo de incendios en la Costera, la Canal y la Vall
La mortandad provocada por la sequía de 2023 y 2024 y las plagas dejan una situación "muy grave" en los montes debido a la alta densidad arbórea, mientras aún sigue sin retirarse mucha madera dañada por la borrasca Gloria de hace 5 años

Pinos muertos por la sequía y las plagas, en el antiguo Camí de l'Alcúdia de Crespins a Anna. / Perales Iborra

Muchos visitantes que estos días han colonizado el medio rural en busca de un poco de paz han podido presenciar el contraste de colores que se ha potenciado con la irrupción de la primavera en los montes de la Costera, la Canal y la Vall d'Albaida. Las persistentes lluvias de los últimos meses han teñido de intensos tonos verdes el paisaje agroforestal de estas comarcas, pero, paradójicamente, con la llegada del buen tiempo también se ha hecho más evidente la existencia de amplias extensiones de pinos muertos o moribundos que empañan el cuadro general.
La explicación a esta problemática radica en gran medida en la sequía que azotó al territorio en 2023 y 2024, combinada con la acción de diferentes plagas que atacan a los árboles aprovechándose de su débil estado. Además, la abundante masa forestal ha hecho que los ejemplares compitieran por unos recursos hídricos escasos. La consecuencia, a juicio de los expertos, es una situación "muy grave" que tiene "difícil solución" y que puede favorecer la propagación de grandes incendios de difícil extinción.
Fernando Pradells, ingeniero forestal en Enguera y expresidente de la Plataforma Forestal Valenciana, echa la vista un poco más atrás para dibujar la verdadera magnitud de una mortandad de pinos que no había presenciado con tanta intensidad nunca hasta la fecha. En enero de 2020, el vendaval asociado al temporal Gloria abatió una gran cantidad de árboles en los montes del territorio. Cinco años después, todavía quedan muchas zonas afectadas en las que no se ha actuado y la acumulación de madera muerta en el monte ha acentuado la proliferación de plagas.
El 28 de octubre de 2024, la Conselleria de Medio Ambiente anunció la retirada de 370.000 ejemplares de pinos muertos en 17.000 hectáreas de los montes valencianos a raíz del "periodo más seco y cálido en la Comunitat Valenciana desde que existen registros". No hay una cifra oficial sobre cuántos árboles han sufrido daños irreversibles por distintos factores en las tres comarcas, pero podrían contarse por decenas de miles los que aún no se han retirado del terreno. La última prospección publicada por la administración autonómica, efectuada entre marzo y abril de 2024, apenas identificó 14 en la Costera y 3 en la Canal de Navarrés. Sin embargo, a simple vista pueden apreciarse laderas enteras de pinos moribundos en Enguera o Bicorp y hay muchos más focos en municipios como Anna, Chella, Estubeny, l'Alcúdia de Crespins, Ontinyent o Bocairent, por citar solo algunos ejemplos.
"Los pinos son unos héroes muy resistentes, pero tienen un límite. La sequía ha sido tan grave que las plagas como la procesionaria o los perforadores (Tomicus) han aprovechado la debilidad para atacar mucho a los árboles", señala Pradells. La elevada muerte de árboles se ha registrado especialmente en las zonas forestales de solana, donde hay menos rocas y los suelos están más desprotegidos por la acción del sol.
Densidad excesiva en los montes
Para el técnico forestal, la verdadera clave está en la excesiva densidad de pinos existente en los montes -que en caso de sequía deja a muchos ejemplares sin suficiente 'comida'- unida a la histórica ausencia de una gestión forestal eficiente. Pradells subraya que "queda mucho por hacer" y pone el foco en la importancia de regular unas densidades óptimas para afrontar el cambio climático, caracterizado por el aumento de temperaturas y los largos periodos de sequía, combinados con episodios de lluvias torrenciales.
"La actual biomasa muerta que hay acumulada en los montes crea las condiciones perfectas para que los incendios sean más grandes. Aunque tenemos buenos medios de extinción, cuando existe mucha carga térmica se pueden producir incendios muy difíciles de apagar, fuera de la capacidad de extinción", advierte. Además de una mayor inversión y planificación forestal, el experto considera necesario revisar la legislación para potenciar las actividades rurales que favorecen el cuidado de los montes y que ahora mismo se ven limitadas por "una mal entendida protección" del medio ambiente.
En ese sentido, Pradells hace hincapié en la importancia de los cultivos intercalados en los montes y en el impulso de la agricultura, junto a la gestión de la biomasa. "Son valores que hay proteger y no desde un enfoque diseñado en los despachos de las ciudades que no tiene en cuenta los verdaderos problemas del medio rural", remacha el especialista.
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