Albaida redescubre las mil facetas de un ilustrador único e irrepetible

El año de actividades dedicado a José Segrelles incluye documentales, exposiciones, conferencias, conciertos, obras reeditadas y nuevas biografías

Los expertos en la figura del pintor destacan su obra en el campo de la ilustración y su exploración de los límites de la imaginación

Segrelles en Nueva York, en 1930.

Segrelles en Nueva York, en 1930. / Familia José Segrelles

Sergio Gómez

Sergio Gómez

Xàtiva

A José Segrelles la realidad le agobiaba, le pesaba. Quién sabe qué hubiera pensado el polifacético artista, que prefería sumergirse en sus mundos de fantasía, del carrusel de exposiciones, documentales, conferencias, conciertos, obras ilustradas reeditadas y nuevas biografías sobre su figura en el que se ha embarcado su localidad natal, Albaida, para reivindicar su inabarcable legado, con motivo del 140 aniversario de su nacimiento, un 18 de marzo de 1885.

La programación del Año Segrelles que impulsa el ayuntamiento de la población -con el apoyo de la Diputación de Valencia y la Conselleria de Cultura- se abrió el pasado sábado de manera oficial con el concierto inaugural del pianista Rafael Soler, tras el acto de presentación previo en el que actuó la cantante albaidina Águeda Segrelles.

Entre las siguientes citas agendadas figuran las ponencias del catedrático alzireño Bernardo Montagud y la historiadora del arte Susana Vilaplana. Montagud ha pasado buena parte de su vida persiguiendo la huella de Segrelles, a quien dedicó su tesis doctoral después de desentrañar todos los secretos de la Casa-Museo del pintor en Albaida. "Fueron los tres años más felices de mi vida", resume el escritor e historiador, que montó su propio laboratorio fotográfico "para ver la magia del blanco y negro de Segrelles".

Obras en la Casa Museo de Segrelles.

Obras en la Casa Museo de Segrelles. / Perales Iborra

A juicio de Montagud, el artista fue, sobre todo, "un ilustrador genial, único e irrepetible, el número 1 de su época en España, pero también en el mundo anglosajón". En su conferencia, el investigador hará especial hincapié en el momento en el que Segrelles se consagró tras instalarse en la Barcelona modernista del primer cuarto del siglo XX -antes de dar el salto internacional a Londres y Nueva York- hasta la llegada de la II República. "La Guerra Civil limitó su producción y cometió el error de enclaustrarse en Albaida. Al destruirse mucha obra religiosa, recibía muchos encargos y prescindió de la producción ilustrativa", apunta el especialista. En esa época ganó renombre por ser un pintor solicitado tanto por Franco como por varios ministros y generales, victoriosos tras la guerra. "En los años de la transición y la modernidad la gente lo miraba de reojo por estar vinculado al nacionalcatolicismo, olvidando su periodo magnífico como ilustrador y cartelista", expone.

Obra de José Segrelles.

Obra de José Segrelles. / Levante-EMV

Segrelles tuvo multitud de facetas y resulta difícilmente clasificable dentro de los cánones tradicionales, aunque Montagud cree que su auténtico fuerte era el mundo de la fantasía y la imaginación. "La realidad le subyugaba. Cuando la crítica dijo que su obra estaba desfasada, se dedicó a pintar siderales, la Guerra de los Mundos... Creó un arte muy fantasmagórico y se acercó a un expresionismo abstracto, cuando era un pintor figurativo", ahonda el experto.

Pese a ello, esa tendencia se salía de los gustos de la época y Segrelles era conocido por obras más convencionales. "Los cineastas norteamericanos (como Guillermo del Toro) descubrieron ese mundo y lo toman como referencia en el aspecto creativo", subraya Montagud.

Para el historiador, el albaidí es al campo de la ilustración lo que Benlliure a la escultura y Sorolla a la pintura. "Es fundamental que la gente descubra al Segrelles ilustrador de los años 20-30, porque cuando lo hace, se sorprende". Fue, además, un artista tremendamente trabajador, prolífico e íntegro que pintó hasta el final: a los 80 años se volcó con los lunetos de la iglesia de Albaida, uno de los cuales ha sido restaurado recientemente con ayuda de la Generalitat. Montagud cree que la figura del artista todavía tiene mucho potencial que merece más difusión, por ejemplo en colegios e institutos.

"Merece una revisión"

José Enrique Segrelles lleva 35 años investigando, recopilando información y difundiendo el legado de su tío-abuelo con una misión divulgativa. Ha comisionado varias exposiciones en los últimos años y apoya la idea de que el artista "merece una revisión" para que su obra sea más conocida y colocada a la altura que merece. "A los pintores de principios del siglo XX se les suele encasillar como costumbristas, pero la obra de Segrelles está fuera de lo convencional, sobre todo la fantástica", apunta el también abogado, que pone el foco en la capacidad del artista para fascinar tanto a los más mayores como a las generaciones más jóvenes. "Su legado es atemporal, si lo conoces te engancha", subraya.

Exposición de Jose Segrelles

Exposición de Jose Segrelles / Levante-EMV

Para José Enrique, su tío abuelo fue "el verso libre de su época" y, aunque tenía "mil facetas" y era "muy meticuloso", coincide en situar por encima de todas su técnica a la acuarela y su fantasía. Como él mismo dijo, prefería las figuras místicas, mitológicas, los seres irreales de la fantasía oriental y era capaz de convertir una pesadilla en una obra de arte. Entre sus muchos descubrimientos de la vida de José Segrelles a raíz del contacto con galeristas y coleccionistas, el estudioso destaca algunas postales de su estancia en Nueva York, cartas con otros artistas e intelectuales del momento, como Blasco Ibáñez, Pinazo, Capuz o Benlliure, y obras desperdigadas por toda la geografía española. "Vendía mucho. Se decía que tenía 5.000 obras catalogadas, pero hay muchas más. Nació, vivió y murió pintando", incide el sobrino-nieto del artista. "Guardaba todas las cartas que recibía y sus propias respuestas, lo que te permite reconstruir las conversaciones y comprobar cómo lo valoraban todos los grandes", detalla.

Obra de José Segrelles.

Obra de José Segrelles. / Levante-EMV

Culturizar al pueblo

En el plano personal, el pintor era alguien "sumamente inquieto". Aunque quería a su tierra, siempre fue consciente del valioso arte que estaba creando y quiso trascender. Vivió buena parte de su vida en Barcelona, así como en Nueva York y París. Pese a todo, nunca olvidó sus orígenes y regresó a su Albaida natal en 1932. En vida acondicionó su casa-museo, inaugurada en 1943 -que actualmente alberga la colección más completa del artista- donde habilitó una biblioteca pública para suplir la existencia de este servicio en el municipio. "Quiso culturizar al pueblo y poner el conocimiento al alcance de todos en una época complicada", enfatiza José Enrique Segrelles.

Dentro de la programación del Año Segrelles se han organizado dos exposiciones: una colectiva del alumnado de la Escuela de Artesanos de València, que reinterpretará obras del artista, y otra centrada en su producción religiosa. Además, se está estudiando una tercera de gran formato con fondos del artista. También se proyectará el documental "José Segrelles, ilustrador universal", dirigido por el setabense Ignacio Estrela, y se presentará la reedición ilustrada de "Los muertos mandan", de Blasco Ibáñez, una joya editorial cuya publicación no pudieron ver en vida ni Segrelles ni el propio Blasco. Además, la Conselleria de Cultura tiene previsto publicar una obra sobre la trayectoria del artista, un pionero del arte fantástico y un referente para los mejores ilustradores contemporáneos.

La biblioteca de la Casa-Museo de Segrelles.

La biblioteca de la Casa-Museo de Segrelles. / Perales Iborra

Entre otros premios, Segrelles recibió la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Valencia, la Medalla de Oro e Hijo Predilecto de Albaida y la Medalla de Oro al Trabajo. Sin duda fue

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