La superficie dañada por la procesionaria se cuadruplica en la Costera, la Canal y la Vall

La plaga de la procesionaria del pino alcanzó en 2024 niveles de infestación inéditos desde 2016 en los montes de la Costera, la Canal de Navarrés y la Vall d'Albaida. La superficie en la que se detectaron defoliaciones de algún tipo en los árboles por la acción de la oruga casi se ha cuadruplicado en tan solo un año, hasta alcanzar las 8.719 hectáreas dañadas en mayor o menor medida, según los datos de la última prospección fitosanitaria desplegada por la Conselleria de Medio Ambiente. En 2023, la cifra se situaba en 2.200 hectáreas.

La Vall y la Costera, de hecho, se sitúan entre las tres comarcas valencianas con las afecciones de mayor calado provocadas por la procesionaria: se contabilizan defoliaciones muy severas en toda la masa arbórea (grado 5) en 224,60 hectáreas del primer territorio y 223,83 ha del segundo, solo por detrás de La Serranía, con 505,9 ha afectadas. La Canal, en cambio, es la comarca de la provincia con una mayor extensión de ejemplares que sufren defoliaciones severas (grado 4), identificadas en 1.472,43 hectáreas forestales. 1.084 ha de la Costera y 198 hectáreas de la Vall también se inscriben en esta categoría, que implica daños muy fuertes en los bordes y pies aislados y parciales en el centro de la masa arbórea.

La plaga de la procesionaria daña ya 2.100 hectáreas de pinos en la Costera y la Canal

La Canal también es el territorio con una mayor superficie dentro de la escala 3 de daños por la procesionaria, lo que implica defoliaciones parciales en los bordes de la masa en un ámbito de 5.000 hectáreas. 315 hectáreas de la Costera y 199 ha de la Vall se encuentran en la misma situación.

Otras 8.581 hectáreas de monte de las tres comarcas registran "bastantes nidos" de procesionaria, mientras que 35.441 hectáreas de toda la demarcación geográfica se libraban en 2024 de la presencia de la oruga o presentaban bolsones muy diseminados.

En términos de proporción de superficie afectada, la Ribera Alta es la comarca con el mayor índice de infestación contabilizado en toda la provincia (1,43 sobre 5), seguida de la Costera (1,12 sobre 5), la Canal de Navarrés (1), el Rincón de Ademuz (0,8) y La Vall d’Albaida (0,56 sobre 5). El resto de territorios muestran índices de infestación por debajo del promedio provincial. 

La procesionaria es el más importante defoliador de los pinares valencianos y constituye la plaga forestal más extendida en los montes de la Comunitat Valenciana. También es la que más alarma social causa, puesto que sus efectos son muy visibles a simple vista, tanto por la presencia de bolsones como por las defoliaciones a que da lugar en los pinos, además de los problemas que puede ocasionar a la salud de las personas y de los animales.

Decenas de miles de pinos muertos disparan el riesgo de incendios en la Costera, la Canal y la Vall

Menor incidencia de perforadores

Los insectos perforadores de la madera son otros grandes enemigos de los pinos, aunque su incidencia en las tres comarcas es menor respecto a otros territorios: en la Canal se detectaron en 2024 un total de 332 ejemplares muertos (el 7% del total de la provincia) como consecuencia del debilitamiento provocado por su acción, sumado a otros factores como la sequía o los tratamientos selvícolas intensivos, mientras que en la Vall d'Albaida ascendieron a 62 los pinos abatidos y en la Costera la cifra fue menor, con 17 árboles muertos por esta causa. Entre los focos con presencia alta de perforadores figura el monte La Sierra de Quesa.

La procesionaria prolifera en la Costera, la Vall d'Albaida y la Canal

En la Canal también se localiza la mayor frecuencia de registros de otras afecciones de los árboles como la roya del enebro -otra plaga parasitaria menos extendida- o el puntisecado del pino carrasco.

Como informó este diario hace escasos días, los expertos han advertido del peligro que supone para la temporada de incendios la acumulación de miles de pinos muertos en los montes por diferentes causas, un fenómeno que se ha visto agravado por la sequía de 2023 y 2024. Mientras tanto, todavía sigue sin retirarse de los montes mucha madera dañada por la borrasca Gloria de hace cinco años.