Barxeta pierde su último ultramarinos tras 60 años de vida
Comestibles Miguel Albiol cesará su actividad el próximo 31 de mayo por jubilación

Perales Iborra
Es una dinámica que se vive en todos los sitios, ya sea en pequeños pueblos o en grandes ciudades. El comercio tradicional agoniza. El cambio en los hábitos de compra y la falta de relevo generacional son dos de los factores que abocan al cierre a las tiendas de «toda la vida». Así ocurrirá en Barxeta con el último ultramarinos de la localidad- Comestibles Miguel Albiol- que cesará su actividad el 31 de este mes si nadie se interesa por un posible traspaso.
Ubicado en la plaza principal del pueblo, muy cerca del Ayuntamiento, el local está poblado por todo tipo de productos de alimentación. Ayer por la mañana, clientas de toda la vida pasaron por las instalaciones mientras su dueño, Miguel Albiol, explicaba su decisión: «Llevamos abiertos desde 1964. Y cerraremos a final de mes. Yo me jubilo y no hay relevo. Esto se acaba. Hablamos de un trabajo de muchas horas para ganar un sueldo. Es complicado que entre la gente joven».
«La tienda la abrieron mis padres, siempre ha sido un negocio familiar. Tras su jubilación, yo cogí las riendas en 1989. Trabajo aquí desde que tenía 16 años, eso es toda una vida», prosiguió el empresario de 66 años de edad.
Comestibles Albiol igual no llega a los estándares actuales de un supermercado. Es un ultramarinos de los siempre. Una tienda en la que avituallarte de productos esenciales. «Cuando no había farmacia, la gente le daba las recetas a mi padre que iba a Xàtiva para ir al mercado y él recogía las medicinas. Somos la tienda de comestibles más antigua de Barxeta. Antes, al lado estuvo un local gestionado por mi abuelo. Hace dos años me dijeron en el Ayuntamiento que encontraron el primer recibo de autónomo fechado en el pueblo. Y estaba el nombre de mi abuelo», comentó el dueño. «Mis hijos han encontrado trabajo. El mayor es ingeniero. Y el más pequeño, al que quería encaminar, ha encontrado trabajo en Hinojosa. Ya no tengo relevo. No hemos puesto el cartel de ‘Se traspasa’ pero aguantaré tiempo antes de dar de baja la empresa por si alguien le interesa. Estoy abierto a propuestas», expuso.

Varias clientas departen con los dos trabajadores que hay en el ultramarinos de Barxeta, ayer. / Perales Iborra
Actualmente, Miguel Albiol trabaja con Santiago Ballester, empleado y primo hermano. Ayer analizó el cierre del negocio: «Desde los 23 años hasta los 56 que tengo ahora estoy aquí. Da un poco de pena. Las tiendas pequeñas cierran. Por razones personales yo necesito más tranquilidad. Pero, es una pena el cierre».
«Los clientes son conscientes de que se acaba, es gente de confianza de toda la vida. La suerte es que ahora hay un supermercado que reabrió las pasadas Navidades. También hay otra tienda pequeña, que aún funcionan. Yo ya se lo he comentado a los proveedores. Es una pena, es un trabajo de toda la vida. Aquí he estado muy a gusto, pero todas las cosas tienen un final. El negocio es aún rentable, pero la decisión está tomada», comentó Miguel Albiol.
«Alegría y tristeza»
Los clientes de toda la vida son conscientes de lo que va a pasar. Maruja Ferrando, vecina de Barxeta, acudió ayer a la tienda:«Por una parte, tengo alegría porque se que van a descansar, que es lo que queremos al jubilarnos. Pero, por otra parte, también es triste, ya que cierra la tienda».
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