Sale a la venta un retrato del pintor Ramón Simarro datado en 1845
Localizado en Ondara, se desconoce la identidad del protagonista
La obra procede de una colección privada y ha sido restaurada

Agustí Perales Iborra
Ramón Simarro Oltra (Novetlé, 1819- Xàtiva, 1855) perteneció a una notable saga familiar poblada por todo tipo de profesionales: artesanos, comerciantes y artistas, entre otros. Sin duda, el más conocido fue su hijo -Luis Simarro Lacabra, modernizador y precursor de la neurología, la psiquiatría, la neurohistología y la psicología experimental en España-, aunque la vida y obra del progenitor también son más que reseñables.
Casado con la poetisa Cecilia Lacabra -su trágica defunción ha sido novelada por Purificación Mascarell en su obra «Mireia»-, Ramón Simarro fue un pintor formado en Valencia, Alicante, Barcelona y Roma. Desgraciadamente, su obra no es muy numerosa.
Por ello, es importante anunciar que ahora ha salido a la luz un nuevo retrato suyo -no hay muchos-, que saca al mercado el anticuario setabense Luis Llorens. La obra puede observarse en las instalaciones de la empresa familiar que Llorens tiene en la capital de la Costera. Fue adquirida de una colección privada radicada en la comarca del Alt Vinalopó y, antes de salir a la venta, ha sido restaurada por la experta Paloma Segura, afincada en Alcoi.
En la parte trasera del lienzo, se puede leer sin problemas una inscripción trazada a pincel: «Hecho por Ramón Simarro y Oltra, año 1845, en Ondara». Dicho texto indica que el retrato fue pintado en la localidad alicantina. Eso sí, se desconoce -al menos por el momento- la identidad de la persona retratada. Aunque Llorens lanza una hipótesis: «Es probable que represente a un antepasado de los que hasta ahora habían sido sus propietarios. También podría ser un abogado o un notario de la época. Alguien que pudiera pagar la suma necesaria para que le hicieran un retrato, alguien con posibilidades económicas».
Muchos son los detalles que fundamentan las suposiciones del anticuario en una obra que destaca por su detallismo. El protagonista es un hombre de mediana edad, que posa sentado. Viste con elegancia, según la moda de caballero de 1840: con pantalón de bragueta, levita de terciopelo oscura, chaleco ajustado de elegante seda gris bordada con flores, camisa blanca y corbata oscura. Luce un anillo en una de sus manos y una pluma en la otra y muestra una mirada dura. En el fondo, descansa una estantería con libros, algunos desordenados. «No sabemos quién es. Aunque quizás se puede investigar en un futuro», explicó el actual dueño.
«En su aspecto formal, en su nivel de detallismo, cultivado hasta la minuciosidad y en su interés por transmitir una imagen lo más naturalista posible del representado, el lienzo se vincula estrechamente con otra gran obra pictórica conocida de Simarro Oltra: el retrato de Isabel II pintado para la Real Sociedad Económica de Amigos del País de València solo un año antes, en 1844», recordó ayer Luis Llorens.
La obra conserva el que debió ser su marco original. Se trata de una moldura estilo imperio, completamente dorada, que se preserva con algunos desperfectos que otorgan carácter al conjunto.

El anticuario Luis Llorens, junto al retrato atribuido a Ramón Simarro. / Perales Iborra
«Lo ideal sería que se quedara dentro de las fronteras de Xàtiva»
La nueva obra atribuida al pintor Ramón Simarro ya puede ser adquirida. Luis Llorens tiene claro cual sería el destino preferente: «Cada vez que me hago con un cuadro u otro objeto que tienen que ver con la historia de Xàtiva lo digo: lo ideal sería que se quedara dentro de las fronteras de Xàtiva, ya sea en manos de una institución o administración pública o en las de un coleccionista privado».
La figura de Ramón Simarro Oltra ha sido tratada a fondo por el doctor Antoni López Alemany. Su trabajo ha permitido reconstruir su biografía con minuciosidad. Simarro nació en Novetlè, hijo del setabense Ramón Simarro Matalí, también pintor, y Maria Oltra Pardo, en 1816. Todo apunta que comenzó su formación en el taller familiar y continuó en la Real Academia de Bellas Artes de València. En la década de 1840, decidió perfeccionar sus habilidades en Roma. Para financiar su traslado partió hacia Alicante, con el encargo de pintar al fresco la bóveda del Teatro Nuevo de la ciudad. Recibió múltiples encargos de particulares (entre ellos debe enmarcarse el retrato de Ondara) y entabló contacto con Cecilia Lacabra, que se convertiría en su esposa en 1848. Dos años después, marchaban juntos hacia Roma, donde Ramón trabajó con intensidad, puliéndose, y donde nació Luís, único hijo del matrimonio, futuro médico de enorme prestigio. En 1854 el pintor regresa a Xàtiva, donde ya le esperaban su mujer e hijo. Gravemente enfermo, falleció a comienzos del 1855.
«Su obra es muy buena. Quizás si hubiera tenido un mecenas importante se hablaría ahora mucho más de él», apostilló Llorens.
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