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OPINIÓN | Dimarts Mercat

Pobrecita la cabra de la Legión

"No hay lo que hay que tener (voluntades) para de una vez por todas acometer obras y servicios necesarios y urgentes para cuando llueva a mares"

El paso inferior de la carretera de Simat, cortado en el último episodio de lluvias en Xàtiva.

El paso inferior de la carretera de Simat, cortado en el último episodio de lluvias en Xàtiva.

Vicent Soriano

Vicent Soriano

Xàtiva

Uno no deja de sorprenderse cuando le presentan algún elemento de moda en ese momento, que figura como lo más visto o más comentado. Hace gracia y hasta resulta, hacerte sentir ignorante de lo que se lleva. Es lo que hay en estos tiempos de «influencers» que te anuncian una chorrada y eso va a misa. Será a su misa, porque en mi caso no me pillan ni haciendo la confesión.

A cualquier cara guapa o barba machota se le llama «influencer» y nadie se extraña, sino todo lo contrario; se comulga con ruedas de molino y se monta el pollo y la gallina cuando no hay unanimidad en la elección. Los límites ya no tienen límites y formamos un círculo de chorradas que debería dar vergüenza, pero cuando se analiza el quid de la cuestión te puede entrar la risa tonta.

Veamos, puede llover a mares y contemplar cómo se caen los árboles por estos lares, se inundan los pasos subterráneos cada vez que esto ocurre, se forman ríos de agua de lluvia y vivimos pendientes de las alertas de colorines. Cuidado con el naranja que promete un rojo y eso ya son palabras mayores. En ese momento nos daremos cuenta que los problemas estructurales fallan por todas partes y van pasando los años y no se soluciona. No hay lo que hay que tener (voluntades) para de una vez por todas acometer obras y servicios necesarios y urgentes. No es nada divertido que se comente en gran o pequeño comité que: «mira que se ha vuelto a inundar el subterráneo de la carretera de Simat». Eso no es serio y deberían establecerse prioridades a la hora de gestionar pueblos y ciudades. Los que mandan no pueden hacerlo a golpe de improvisaciones. Hemos hablado de esto en numerosas ocasiones y se sigue fallando en el mismo problema. Es necesario hacerse un «Pepito Sanús» (ex alcalde de Alcoi) y ponerlos encima de la mesa. Romper con todo lo que hay para la vida diaria y comenzar de nuevo en otras circunstancias donde sea posible mirar al cielo y que caiga la de Dios, que aquí nos pillará preparados.

Y para hacer compañía a nuevas estructuras y nuevos momentos, nuevas formas de entender el territorio, después de que los fachorras nieguen el cambio climático, pese a que el agua les llega hasta el cuello o el fuego arrasa los campos que nunca son los suyos, esos extrema derecha reivindican como si no hubiera un mañana, la presencia de la cabra de la Legión el día de la fiesta nacional. Verdadero emblema de militares de pelo en pecho y paso ligero por las calles de Madrid. Pero, hay amigo, este año no era una cabra, sino un borrego macho de tres años y de color oscuro llamado Baraka, que en árabe significa «buena suerte». Y haciendo un poco de memoria sobre la popular cabra/borrego, en 2024, el elegido fue un carnero, Killo, que marchó bajo la lluvia torrencial de la pasada edición. Y en 2023, la cabra Pacoli. Otra de las mascotas que también tuvo mucha popularidad fue Pepe, una cabra que se jubiló en 2016 tras más de una década marchando sin descanso y que terminó hasta los mismísimos.

La cabra es todo un símbolo, como en su momento lo fueron Naranjito o Curro, que sin ser de carne y hueso vendieron miles de camisetas que no sirvieron sino para protegerse de la lluvia traidora de estos días pasados que, repito, viene provocada por las animaladas a las que estamos sometiendo a la naturaleza. Y que la cabra no tiene la culpa de que los impresentables de siempre recurran al insulto y el odio que les caracteriza.

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