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La ciudad de las damas

Nos lo tomamos a pecho

"En el tratamiento del cáncer de mama, que es la enfermedad oncológica causante de la mayor mortalidad femenina, los tiempos cuentan. Es la atención temprana la que amplía el margen de supervivencia"

Esperanza Espada, una de las mujeres que no fue citada en 2024 para la prueba de mamografía en Xàtiva.

Esperanza Espada, una de las mujeres que no fue citada en 2024 para la prueba de mamografía en Xàtiva. / Perales Iborra

Mar Vicent

Xàtiva

Resulta que todo el mundo miraba a Andalucía y no había que irse tan lejos para descubrir que en materia de prevención del cáncer de mama las cosas se estaban haciendo rematadamente mal.

Lo de Andalucía es sencillamente bochornoso. Que 2.000 mujeres andaluzas, tras haberse hecho la prueba -que no tiene nada de cómoda- se fueran a su casa convencidas de estar libres de la enfermedad sin que así fuera, además de ser un escándalo debería ser un delito. Y leer ahora que tienen dificultades para contratar a los 65 radiólogos que hacen falta para ponerse al día, no tranquiliza mucho.

Pero si miramos más cerca, resulta que según un informe interno de la propia Generalitat, en la Comunidad Valenciana más de 90.000 mujeres no recibieron esa citación que llaman “invitación”, como si fuera a un baile. Aunque oportunamente aparece también un informe del Consejo Económico y Social donde se dice que sólo han sido 12.000 mamografías menos las realizadas en 2024, siendo un hecho causado por la sustitución de 11 equipamientos y la cancelación de 4.000 citas por la dana.

En cualquier caso, al Departamento de Salud de Xàtiva-Ontinyent le ha tocado el peor dato, siempre según los datos de ese informe interno. Nada menos que el 60 % de las mujeres que debían haber sido citadas, más de 10.000 aproximadamente, no han pasado esa revisión porque de ellas nadie se ha acordado y viven su vida a la sombra de la enfermedad. A falta de contrastar las cifras con las que se faciliten desde el Departamento de Salud, lo cierto es que la vivencia de muchas de las habitantes de Xàtiva y otras poblaciones incluidas en esta área, refleja este abandono. Muchas mujeres alegan haber sido citadas para ver posteriormente anulada la cita por problemas en el servicio o causa similar. Otras se han buscado la vida por sus propios medios, acudiendo a la sanidad privada para hacerse la prueba que la pública les negaba. Por algo más de 100 euros, prueba hecha, informe realizado y a vivir. O en el peor de los casos, alerta roja que obliga a patear consultar para recibir el tratamiento adecuado.

Pero el cuidado de la salud de las mujeres no puede estar a expensas del nivel económico, del grado de cultura sanitaria, del autocuidado o de la información a la que tenga acceso cada mujer. En el tratamiento del cáncer de mama, que es la enfermedad oncológica causante de la mayor mortalidad femenina, los tiempos cuentan. No es lo mismo el estadio I que el IV. Es la atención temprana la que amplía el margen de supervivencia. Por eso, igual que no sería admisible que se negara la cirugía urgente e inmediata a alguien con una apendicitis aguda, no es tolerable que se demoren los plazos de citación, revisión y comunicación del resultado a la interesada para permitirle que actúe en consecuencia. Y esa es una prioridad que no admite discusión porque afecta a la salud de más de la mitad de la población y está avalada por una experiencia médica incontestable.

En cualquier caso, el asunto encaja perfectamente con la premisa feminista -nada victimista, simplemente realista- que afirma que el sesgo de género en la atención sanitaria de las mujeres perjudica su calidad de vida. Desde el tratamiento de enfermedades como la endometriosis o la fibromialgia, infravaloradas e ignoradas, hasta la respuesta a los problemas de salud mental que se suelen liquidar con mucha química y poca empatía.

La celebración del día que aúna esfuerzos en la lucha contra el cáncer de mama es un buen momento para recordar que ninguna enfermedad es rosa, sino un marrón que colectivamente hemos de superar.

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