El convento funciona como museo desde 1940, pero después del descubrimiento de los documentos sobre el templo, las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) decidieron reconvertir el guión museográfico y dedicarlo en exclusiva a la vida de las monjas.

Los manuscritos fueron encontrados en un lugar distinto al museo, en los almacenes del Centro INAH-Puebla.

En 2005 las historiadoras Rosa María Garza y Cecilia Vázquez comenzaron a analizar los 6.000 documentos hallados y descubrieron aspectos poco conocidos sobre la vida conventual de esta región mexicana, desde el siglo XVIII hasta la exclaustración de 1934.

Por ejemplo, se descubrió que al ingresar al convento las novicias recibían una escultura del Niño Jesús que tenían que cuidar y vestir como si fuera un bebé real para sublimar su deseo maternal.

Además, el convento prohibía la vida privada y establecía que todo debía hacerse en común.

El Convento de Santa Mónica tuvo monjas místicas, como la madre Sor María de San Joseph, quien vivió experiencias de levitación, premoniciones y visiones, según revelaron los manuscritos.

También se encontraron recetas que van desde postres hasta los ya tradicionales chiles en nogada (un plato elaborado con chile, crema de nuez y granada y relleno con carne picada con pasas) que ellas crearon y que en 1821 ofrecieron a Agustín de Iturbide.

Además, se descubrió más sobre el papel de estas mujeres como productoras de cultura en los ámbitos de la literatura, la pintura, la escultura, la música, el teatro, la gastronomía, la producción textil y la política.

"La vida de estas monjas fue impresionante porque podían elaborar desde los parlamentos de una obra de teatro edificante, es decir, que incitaban a obrar bien, hasta manifiestos políticos en contra del Gobierno, y que dan testimonio de su sentir durante la época de la persecución religiosa", comentó.

A este respecto también se encontraron documentos sobre las persecuciones por parte del Gobierno, impresiones que completó el testimonio de sor Imelda del Sagrado Corazón, quien falleció en 1997 y fue la última monja que vivió el proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos.

En los documentos hallados se relatan las vivencias de estas religiosas durante los procesos de exclaustración que dieron inicio en 1863 con la llegada de las fuerzas liberales, aunque posteriormente el presidente mexicano, Venustiano Carranza, (1917-1920) les devolvió el convento.

Pero por las convulsiones políticas pos revolucionarias tuvieron que abandonar el templo, aunque después se les permitió regresar.

"Todas estas entradas y salidas terminan en 1934, cuando son expulsadas definitivamente del convento, luego de que las autoridades, mediante un detective, descubren la existencia de estas monjas que aún vivían ahí ocultas, violando las normas de exclaustración impuestas con las Leyes de Reforma de 1860", comentó Vázquez.

El acervo del Museo de Arte Religioso de Santa Mónica se verá enriquecido con una selección de obras de las órdenes capuchinas, carmelitas y catalinas.