Su escritora, Maribel Carrasco, explicó hoy a Efe que decidió abordar el tema tras ver hace dos años y medio la foto de un niño de unos seis años con una metralleta en las manos, al servicio del narcotráfico del estado de Michoacán (oeste de México).

"Me atravesó el alma", recordó Carrasco. "Encontré que la vida de este niño en Michoacán no era tan diferente de la de un niño en África, en Kosovo, o en muchas otras situaciones que estamos viviendo", apuntó.

La escritora indicó que el motivo de que los ejércitos y el crimen organizado usen a los menores como soldados es que "los niños obedecen con más facilidad, los manejan mucho más fácilmente, y es terrible pero pueden prescindir de ellos de la manera más fortuita".

La obra, dirigida a un público a partir de los 12 años, está protagonizada por "Espantapájaros", un niño de esa edad en conflicto por recuperar su infancia perdida o hacerse más fuerte en el mundo sin escrúpulos de la guerra.

Para recordarle que es sólo un niño está el personaje de Totó, y de remarcar su faceta de soldado se encarga "Killer" (Asesino), el adulto a cargo de su unidad.

Paralelamente, un ex niño soldado relata a un psiquiatra militar sus recuerdos de su infancia perdida y las barbaridades que cometió como soldado, desde matar a una mujer embarazada bajo el efecto de las drogas que le daban para aguantar, hasta los entrenamientos con fuego real contra sus compañeros.

"Una de las cuestiones más terribles es que se les despoja a los niños no solamente de sus derechos humanos, sino de su infancia", señaló Carrasco.

El director de la puesta en escena, David Olguín, recordó que la obra enfrenta al espectador a cifras duras y espeluznantes como que en la actualidad hay casi medio millón de niños soldado en activo en cuarenta y cinco países del mundo.

Por ello buscan con esta obra crear conciencia, dijo.

"Nuestros jóvenes, nuestros niños, juegan el 'Halo' (videojuego de acción bélica), juegan a la (consola) Nintendo, matan con indiferencia", afirmó.

"La obra se convierte en una ventana a una realidad que, si bien no es directamente la mexicana, sí lo es en cuanto a la violencia urbana y 'narco', ya que cada vez ves gente de menos edad involucrada", sostuvo.

Olguín destacó que la obra plantea a los jóvenes qué pasaría si a sus 7, 8 o 10 años, de pronto les apartaran de sus familias, les sacaran de sus casas y les pusieran un arma en las manos.

José Carlos Rodríguez, "Killer" en el proyecto, lamentó que en toda la historia de la humanidad aún no hayamos aprendido a decir "las armas, no" y que ahora lo paguen los niños.

Su colega Bruno Castillo, intérprete de "Espantapájaros", aseguró que su papel trata de ser "una gran ofrenda a todos estos niños, infantes, adolescentes, que han estado en alguna situación de guerra, de terror, de violencia, que han tenido que tener en lugar de un caballito de palo un rifle o una metralleta".

"Esperemos que logremos que este canto consuele el corazón de alguno de estos muchachillos", concluyó.

Estrenada este fin de semana, "¿Quién le teme al Espantapájaros?" se representará en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, en Ciudad de México, todos los fines de semana hasta el 7 de diciembre.