Su primer recuerdo de La Festa fue...

Pues es de cuando terminó la Guerra Civil, en el año 39, la basílica estaba destrozada y se creó la Junta Restauradora. Hubo que empezar a hacer una labor de puesta en marcha, otra vez, del Misterio, si bien es cierto que aquello lo vi como un chaval y no tenía todavía conciencia periodística, ni radiofónica.

Dicen que fue usted muy precoz en la radio.

Yo me hice en la radio muy joven y, precisamente, porque mi primo Pepe, un día, se puso enfermo y me dijeron que presentara un disco. Así empecé, de crío. Aquello me gustó tanto..., porque de pensar que estaba en una habitación y me oían en la Glorieta o en Crevillent, me maravillaba. Me fui a Madrid, donde mi padre quería que fuera Pericial de Aduanas y, cuando aquello se acabó, vine a Elche y, lamentablemente, tuvo que morir Pepe Garrigós para que me quedara en la radio. Pero fue Pepe quien inició en los años 50 las retransmisiones del Misteri, porque antes no había clima suficiente, ni tampoco condiciones técnicas.

¿Ha cambiado mucho La Festa?

Sí, sobre todo en la época en que se introdujo el vestuario y las pelucas, que eran tremendas, pero, sobre todo, también, cuando cambió la iluminación. Son cambios que trascendían de la tradición, pero que eran necesarios.

Comenta usted que es necesaria una difusión mayor de La Festa.

Sí, yo digo que el Misteri es el gran desconocido. Tengo amigos que lo conocen, pero porque los traigo yo como invitados y porque tienen interés. Otros dicen que es un tostón. Vamos, que en algunos casos se puede decir que tiene hasta mala prensa. Hay que hacer ahí una labor muy grande de atracción hacia el Misterio, porque tiene un valor espiritual, religioso, cultural y de todos los órdenes. Es una auténtica fiesta que tiene raíces y tiene fuerza.

¿Qué les dice a quienes no lo han visto aún?

Que lo conozcan. Yo no he visto a nadie que le haya defraudado.