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Un reproductor de DVD portátil, un proyector y un amplificador de sonido a pilas de nueve vatios están colocados sobre un cajón de recolección agrícola. Todos ellos apuntan a la fachada resquebrajada de una alquería de Alboraia, contigua al muro del cementerio de Benimaclet. Estamos en el RIP Theather, el espacio de proyección de la segunda jornada del Freak Film Festival.

A las 23.00 horas del viernes, Rafa Serra y Dani Roso, organizadores del festival, daban la bienvenida al público asistente con una mala noticia. "El amplificador de 60 vatios ha petado", espetó Roso, que no tardó en relevarlo por un monitor Marshall de juguete. Lejos de hundir la noche, el incidente reforzó el carácter íntimo que familiariza a los fieles asistentes del festival decadente, bizarro y macarra por antonomasia.

Momentos antes de comenzar la emisión de los trabajos, los organizadores del evento ofrecieron a la audiencia rodajas de sandía, "cortesía habitual del dueño de la finca, que nos ha regalado tres piezas", celebraron los anfitriones.

Comiendo fruta y afinando el oído comenzó la proyección de las videocreaciones premiadas el pasado año, en la primera edición del Freak Film Festival celebrada en Valencia. Excentricidades de carácter amateur revisionaban viejos mitos freaks, tales como, las espadas láser de La Guerra de las Galaxias o los estúpidos diálogos entre James Bond y el villano ruso terrorista de turno. Otros, como el corto 'El mecánico simpático' rezumaban la influencia del humor propio de los testimonios filmados por los chicos de Muchachada Nui. Entre los candidatos a la edición actual tuvo especial acogida el filme 'Desde Neverland con amor' que aunaba imágenes de clips de Michael Jackson con los propia. Además, durante el acto se proyectó en primicia un piloto para televisión que se presentará el próximo mes.

El FFF comenzó su andadura en callejones de Estados Unidos, pero lo que se pretende hacer aquí, según indica Serra, es "un estado de guerrilla", que rompa directrices y que conquiste los edificios simbólicos del declive actual para las proyecciones underground, "como el Palau de les Arts, el Veles e Vents o el nuevo Mestalla".