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Aunque en la memoria de la gran mayoría quede como recuedo su imagen en la televisión, lo bien cierto es que Joan Monleón era el hombre de las mil caras, un artista poliédrico a quien los papeles de cura le sentaban clavados- sólo hay que recordar Con el culo al aireEl vicario de Olot- pero también su capacidad de saltar de la comedia al drama, como demostró en el Centro Dramático de Cataluña, para después meterse en los sainetes de Escalante.

Para algunos, el hecho de quedarse en Valencia, probablemente no le permitió desarrollar con mayor extensión y profundidad su carrera, que explotó tarde. Él prefirió la proximidad de su gente y de su familia.

Ayer el escritor y periodista Carles Gámez, quien trabajó con Joan Monleón en el teatro y la televisión, lo definía como un personaje "irrepetible" y un "referente" mientras destacaba su exuberancia y carácter mediterráneo, rasgos que encajan con el tipo de personajes que le gustaban a Fellini y Berlanga. "Si Fellini hubiera pasado por Valencia hubiera aparecido en sus películas, ya que presentaba características de personaje felliniano", dijo el escritor.

Mientras el Levante, club del que era seguidor Monleón, se sumaba al duelo, la consellera de Cultura, Trini Miró, se refería a él como un artista "que supo ganarse el afecto de los valencianos y se convirtió en una imagen familiar".

Miró recordó la vinculación de Monleón con la difusión de la cultura popular valenciana, desde sus inicios como cantante hasta su última etapa como showman.