­«Coincidencias», la segunda novela del escritor invidente valenciano Sergi Durà, es una sátira social en la que utiliza la burla y la parodia para dar un repaso a la corrupción política y las aberraciones de la crisis económica de la mano de Yisel Charboneau. Esta joven, de faldas cortas, amante de la libertad y los encuentros sexuales, es «subcontratada» por una organización terrorista para poner una bomba en el circuito urbano de Fórmula 1 de Valencia durante la celebración del Gran Premio de Europa.

En «Coincidencias» mezcla sexo, deseo, corrupción, terrorismo, Fórmula 1, America´s Cup y toros. ¿Un cóctel explosivo, no?

Espero que antes que explosivo sea interesante. Si que he buscado darle la vuelta al calcetín a muchas literaturas, entre ellas a mi anterior novela. Lo que si que he querido es darle a todo un tinte de humor, más bien un tinte satírico a una realidad que es clara y dura.

¿Se puede abordar el terrorismo con humor?

Las cosas graves hay que solucionarlas y una de las formas para empezar a hacerlo es tratándolas. Creo que la risa y el humor puede ser una buena forma de abordar los temas de gravedad que sufre nuestra sociedad globalizada. La risa nos sirve para poner encima de la mesa temas que de otra manera se les daría la espalda. El látigo de la sátira es un recurso magnífico.

Al final del libro agradece a los políticos corruptos su colaboración indirecta, «sin ellos no hubiera sido posible este libro» llega a decir. ¿No le habrán faltado argumentos viviendo en la Comunitat Valenciana?

La verdad es que estos políticos que tenemos hoy en día son bastante literarios y casi, casi cinematográficos. Con lo cual no he tenido grandes problemas en buscar argumentos, a los que ni siquiera he tenido que sacarles punta. Dejando la realidad tal cual habría sido suficiente para llenar no ya las páginas de este libro que están salpicadas con toques de crítica política, sino enciclopedias enteras con temas de corrupción, de incompatibilidades y de mala gestión.

El «te quiero un huevo» de Camps al Bigotes tenía que acabar en una novela...

«Te quiero un huevo» es un argumento que no tiene fin y que yo espero que no termine en este libro, sino que acabe en película o en una serie juvenil. Supongo que le queda aún mucho, mucho recorrido. Yo simplemente lo he apuntado.

En su novela denuncia que la Conselleria de Agricultura se ha apropiado de una iniciativa suya de desarrollo social, Sucdesol, que el Ayuntamiento de Valencia premió en 2007 como mejor proyecto empresarial. ¿Qué ha sucedido con su idea para dar trabajo a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión a través de la venta de zumo natural de naranja en la vía pública?

Es fácil de explicar, pero complicado de entender. Supongo que hubo una pequeña descoordinación entre el ayuntamiento y la Conselleria de Agricultura, que hace que una idea que premian unos la taponen los otros. Es increíble que un proyecto orientado a lo que el Gobierno del PP de la Comunitat quiere vender, la imagen de Valencia lanzada al mundo y potenciar el turismo, así como nuestro producto estrella, que es la naranja, sea rechazado y además deje sin trabajo a unas cuantas personas en riesgo de exclusión social.

También cuenta que ejerce de «negro literario», escritor sin firma que escribe para otros. ¿Qué le llevó a ello?

Lo hice por necesidad económica y por curiosidad. Sorprende ver la cantidad de gente que te llama para que le escribas su libro. Simplemente se trata de hacer oficio. Escribiendo para otros, al fin y al cabo también escribo para mi, puesto que estoy depurando mi técnica y a la vez sigo en la literatura, que es lo que más me gusta

Muestra en su blog, con la convicción de que algún día «se comerán sus palabras», la carta en la que una gran editorial rechazó su primera novela cuando apenas tenía 18 años ¿En literatura, la venganza también se sirve fría?

Si, es un plato siempre delicioso y espero comerlo frío, no congelado (dice con una enorme sonrisa).