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Desde su fundación en el siglo XI por San Bruno, la Orden de la Cartuja se ha caracterizado por su espíritu austero y sumido en el silencio de la vida contemplativa y de oración. En la Comunitat Valenciana, la orden llegaría en 1272 tras la conquista del Rey Jaume I y su labor de cristianización del territorio. Durante los cuatro siglos siguientes la Comunitat albergó hasta cinco cartujas, de las que en la actualidad sólo resisten Porta Coeli en Serra, Valldecrist en Altura y Ara Christi en El Puig. La primera de ellos sigue siendo un monasterio, mientras que Valldecrist y Ara Christi sufrieron los efectos de la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, el expolio y el abandono.

Ahora, el Museo de Bellas Artes de Valencia San Pío V acoge hasta el 23 de mayo la exposición Memoria y arte del espíritu cartujano. Las cartujas valencianas, que reúne por primera vez 62 obras -entre pinturas y grabados- y 21 fotografías de las tres grandes cartujas valencianas, y los pone en relación con otras procedentes de distintos monasterios españoles e internacionales. Así, conviven en la pinacoteca valenciana obras de Ribalta, Juan de Juanes, Zurbarán, Alonso Cano o José Camarón.

Según el secretario autonómico de Cultura, Rafael Miró, "la muestra recoge uno de nuestros capítulos más importantes de la historia del Antiguo Reino", al tiempo que "permitirá al visitante entender adecuadamente el importante papel cultural que desempeñaron las cartujas valencianas en estas tierras desde la Baja Edad media hasta hoy".

Por su parte, Víctor Mínguez, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Jaume I de Castelló y comisario de la muestra junto a Vicent Zuriaga, recordó que la exposición "recorre desde sus orígenes en el siglo XI la historia de la Orden de la Cartuja, la única reformada que cumplía junto a los votos de pobreza, castidad y obediencia, otros como el retiro y el silencio espiritual". Recordó que "el Antiguo Reino fue uno de los más receptivos de España en cuanto a la presencia de cartujas, ya que hubo un total de cinco, de las cerca de 200 que se crearon en Europa".

Única cartuja femenina

Zuriaga explicó que la singularidad de la exposición descansa en "el concepto espiritual de aquellos que han hecho la obra". "Hablamos con el superior de Porta Coeli y nos dijo que querían que transmitiéramos el sentido de su vida monacal, de su diálogo con Dios sobre los hombres".

De entre las piezas expuestas, los comisarios de la muestra no quisieron calificar ninguna de ellas como "estrella", aunque destacaron tres obras cedidas por el Museo del Prado, así como una obra de Zurbarán procedente de la ciudad de Cádiz. Asimismo, los comisarios insistieron en la fuerte vinculación de la Comunitat con la Orden de la Cartuja y recordaron que en Castelló se encuentra la única cartuja femenina hispana, Santa María de Benifassà, fundada en 1960. La exposición, que permanecerá en el Museo de Bellas Artes de Valencia hasta el próximo 23 de mayo tiene previsto viajar en verano a la capital de la Plana, por la "tradición", dijo Miró, de la provincia con la orden monacal.