Nada ha hecho más promoción del nombre de Valencia que la pegadiza canción que compuso José Padilla (Almería, 1889- Madrid, 1960) en los años veinte del siglo pasado. Los datos son llamativos: hay versiones hasta en polaco, una grabación con instrumentos chinos durante la primera visita de los Reyes a Pekín, dio lugar a una película estadounidense -no estrenada en España- y a otra alemana, en Francia (origen del éxito de la melodía) inspiró toda una literatura, a dos teatros de Estados Unidos se les puso el nombre de Valencia por el popular tema (el de Baltimore continúa activo; el de Nueva York, impulsado por uno de los dueños de la Metro Goldwyn Meyer, es ahora una iglesia protestante, aunque se conserva igual). La lista de curiosidades podría continuarÉ

Sólo hay que pensar que el inquieto y viajero músico ganó 25 millones de francos franceses en un año con la canción. Y los descubrimientos sobre el alcance de Valencia continúan creciendo, relata la sobrina-nieta del compositor, Eugenia Montero, una de las promotoras de los actos que conmemoran los 50 años de la muerte del maestro y que siguen la vida cosmopolita de este.

Así, las actividades se iniciaron en enero en Damasco (Siria), han pasado por La Habana y llegan estos días a Buenos Aires (Padilla también compuso tangos y aparece en textos de Borges y Cortázar).

Oslo, Lisboa, de nuevo Damasco, Beirut, Moscú, Tokio, Seúl y Hong Kong serán otros destinos del cincuentenario, que tendrá su momento culminante el invierno próximo en París con el estreno de una obra póstuma e inédita. "La única con un final trágico, muy lírica", señala Montero. "La compuso para Francia, tenía la maleta preparada para viajar allí cuando murió", explica. Sin embargo, tras la muerte quedó en el olvido.

Pero, ¿y la ciudad de Valencia? ¿no celebra al autor que más ha difundido su topónimo? Por ahora, no hay nada cerrado, aunque Montero ha mantenido algunos encuentros con los responsables de Cultura del ayuntamiento. Ha ofrecido varias propuestas, dice, y parece que la que tiene más posibilidades de cuajar es la celebración de un concierto con música de cine de Padilla y en torno a él durante la Mostra.

No obstante, está el precedente del centro cultural Padilla en el antiguo Casino Marítimo de la ciudad, comprado hace 15 años por la familia y que continúa encallado. Montero confía que 2011 sea el año definitivo de relanzamiento del proyecto, para el que busca financiación privada.

José Padilla dio el título de Valencia a la canción central de la zarzuela La bien amada como recuerdo, al parecer, al profesor de música valenciano (Eugenio Lloret) que impulsó su vocación en Almería. No obstante, el éxito de la melodía llegaría en su etapa parisina, cuando rescata el tema de manera independiente por un encargo y con letra en francés. Con millones de discos vendidos, pudo comprarse una mansión cerca de París a finales de los años 20, por donde pasó la intelectualidad de la época: desde Cocteau hasta Blasco Ibáñez, al que visitó también en su casa de la Costa Azul. El fogoso e internacional músico no dudó incluso en pleitear con Chaplin por el uso de la música de La violetera en su película Luces de la ciudad sin citarlo. Y ganó.