julia albadalejo

valencia

Literatura y vida. Dos cosas que usted no puede separar...

Yo no. Habrá algún escritor que pueda, aunque creo que pocos. Pero eso no quiere decir que haya escrito mi vida, nunca he escrito una novela autobiográfica... aunque estoy dentro de todos mis libros.

Dice que escribe para encontrarse a sí misma y su lugar en el mundo... ¿Cómo va la búsqueda?

Ya me encontré hace tiempo... pero me rechacé y me volví a encontrar. Me he encontrado y reencontrado muchas veces, pero siempre queda un rinconcito... Queda como un ansia, porque el ser humano siempre persigue algo que no sabe lo que es... y eso ayuda vivir.

¿Cómo se mantiene la inocencia en un mundo que se empeña en darnos guantazos?

Es muy difícil mantener la inocencia, pero es una actitud frente a la vida. La tiene quien no ha perdido del todo la infancia, que es una época que nos marca, una etapa de formación... y de deformación. Se es inocente por naturaleza.

¿Esa pérdida de la inocencia es algo de ahora?

No, en cuanto a sentimientos no hay nada nuevo ahora. Hay costumbres, pero los sentimientos están intactos, como los de Adán y Eva –si existieron, claro–. Cuando se enamoran un chico y una chica lo hacen como Romeo y Julieta.

Y pobre del que no se enamore como Romeo y Julieta..

Ya lo creo. Yo me enamoré así y ya tenía treintaitantos años. Y me duró 28 años. Fue terrible perderlo.

¿Hay algo después de esta vida?

Eso me ha hecho llegar a los 85 años... Yo espero que sí, aunque lo único seguro es la muerte. Es bonito creer, y si luego no hay nada, tú lo has pasado bien creyendo que sí. Es que mi alma... ¿adónde va? Tiene que ir a algún sitio. Mis deseos, mis sueños, mi amor...

¿Qué es lo más maravilloso que ha visto en los mundos a los va?

Tantas maravillas... En el mundo hay cosas maravillosas y cosas que son todo lo contrario, como la guerra. Yo intento quedarme con lo bueno, aunque me han hecho unas putadas tremendas. Eso sí, puedo decir que nunca me he aburrido.

Usted siempre ha sido una defensora de los cuentos, y hace poco la ministra de Igualdad decía que había que cambiarlos.

Es que esa señora no se ha enterado de nada. Ha leído los cuentos y no se ha enterado. Las princesas de los cuentos nunca han existido, pero tienen un significado mucho más profundo de lo que ella se imagina. Y los niños son más listos y más inteligentes de lo que nos pensamos. Yo de pequeña no me imaginaba a Blancanieves como yo o mis amiguitas... y así aprendía de otras épocas.

¿Envidia algo de los niños de hoy en día?

La libertad. Aunque es un arma de doble filo. Nos hemos pasado un poco de la raya, y empezando por mí, por mi hijo... ¡que ahora se ha convertido en mi padre!

Dice que la palabra es lo más bello, pero ¿alguna no le gusta?

Hay muchas, pero una es sobaco. Habiendo una palabra tan bonita como axila, no sé por qué hay que decir sobaco, suena a sudor.

¿Qué hace cuando no escribe?

¡Vaguear! Y tomar copitas con los amigos. Bueno, y leer mucho, porque cuando escribo no leo, y se me forman unas pilas...

¿Entiende a quien dice que no le gusta leer?

Lo puedo entender pero no compartir. A mi por ejemplo no me gustan los deportes y no por eso son malos. El fútbol me deja indiferente. Tengo una hermana que es culé, y por ella prefiero que gane el Barça, pero por mí... que gane Vladivostok. Me da igual.

¿Se imagina leyendo un libro en una pantalla?

Últimamente me han enseñado unas pantallas más pequeñas que no están tan mal. Aunque yo no dejaré de leer en papel, con ese olor... El libro no morirá. Es un objeto tan perfecto, tan bien hecho... aparte de lo que guarda.

¿Qué quiere ser de mayor?

Ana María Matute, me gusta ser escritora. Aunque si no, sería carpintera. Me encanta el olor de la madera, y una vez hice un altillo... y no se mató nadie (ríe). Desde pequeña me gustaba fabricar cosas con las manos. Y pintar. En mi casa todos creían que sería pintora. Me gusta la pintura y los lápices de colores. Tengo centenares de cajas... pero que no se entere mi hijo.

Siempre ha dicho que cree en las hadas y los gnomos... ¿Los ha visto alguna vez? ¿Cómo son?

Sí. Y son... pues como son ellos. Hay un ilustrador inglés que se llamaba Arthur Rackham... y son tal como los dibujaba. Alguien dijo que había visto a las hadas, y es verdad. Hadas que no son las del cucurucho, ¿eh? Nada que ver.

¿Las veremos si miramos bien?

No todos. El que no cree en ellas nunca podrá verlas. Hay que querer creer. Tú también las has visto, ¿verdad? Eso se nota...