El festival Sónar de Barcelona se ha despedido hoy con la frente bien alta: 84.000 visitantes en tres días o, dicho de otro modo, diez mil espectadores más que el año pasado; aforo completo en el festival paralelo de A Coruña; y récord histórico de asistentes en la noche del viernes.

Por si fuera poco, el espacio dedicado a los profesionales de la industria musical y tecnologías aplicadas al audiovisual, Sónar Pro, ha consolidado su éxito de 2009 sumando 1.400 personas acreditadas. La decimoséptima edición del Sónar ha ahuyentado así los malos augurios, que preveían que la crisis pasaría factura. Y eso que el precio de la entrada había aumentado sensiblemente.

Respecto a la cartelera, como no podía ser de otra manera, el dúo británico The Chemical Brothers ha acaparado una vez más toda la atención. El público ha abarrotado la sala desde el inicio hasta el final de un espectáculo de hora y media en el que ha sobresalido el espeluznante despliegue visual que sólo dos genios de la tecnología como Marcus Lyall y Adam Smith -viejos compañeros de ruta de la pareja de músicos- podían haber creado.

El grupo ha mantenido en vilo a una audiencia pletórica, y ha cerrado el espectáculo con dos de los temas más esperados: "Hey boy hey girl" y "Believe", que han hecho saltar al público al ritmo de los poderosos beats. Ha sido tal la afluencia de público, que las bandas de las salas contiguas poco han podido hacer para retener a sus oyentes.

Tampoco se podrán quejar de no haber logrado sacudir al público el rapero Dizzee Rascal, que ha mezclado los estilos musicales más variopintos; la estrella del dubstep, Caspa; o los dos músicos británicos Fuck Button, con un sonido espacial y melodías hipnóticas que han encandilado a los espectadores.

Muy potentes también han estado los dos DJ John Computer y Eclair Fifi, con una propuesta hip hopera con base electrónica, y dos bailarines con mucha energía, pero el dúo ha tenido la mala suerte de compartir horario con The Chemical Brothers. Y con Chemical no hay quien pueda.

Los organizadores del evento han celebrado la buena marcha de esta edición, y han manifestado su voluntad de "poner un pie en Estados Unidos", donde en septiembre se estrena el Sónar Chicago, una fórmula que ya ha sido ensayada en Washington y Nueva York, pero que en esta ocasión pretende llegar para quedarse. A estas alturas, ya nadie lo pone en duda.