La autora británica Joanna Quinn defendió ayer en Valencia, donde recibe el homenaje del Festival Internacional de Cine Cinema Jove, que en el futuro "sí hay sitio para la animación tradicional", ya que lo que importa es la historia. "Al final, si la historia está bien, no importa cómo lo hagas, a la gente le gustará", aseveró.

La autora realizó estas declaraciones con motivo de una visita guiada a la exposición Joanna Quinn Arte VS Animación, que se puede contemplar en la Sala de Exposiciones del Rectorado de la Universidad Politécnica de Valencia.

La muestra presenta una selección de sus obras en el último cuarto de siglo, analiza las fuentes de su inspiración y sigue el proceso que lleva de las ideas iniciales al resultado final, merecedor de todo tipo de laureles internacionales.

Joanna Quinn es la creadora del personaje de Beryl, que hasta ahora ha sido la estrella de tres películas. Este fuerte rol femenino surgió en 1986 como respuesta directa al machismo de la época y al escepticismo generalizado con que se veía el éxito del movimiento feminista.

El personaje de Beryl trata de huir de los estereotipos, comentó la artista, que añadió que le gusta dar "otro punto de vista" a las cosas y hacer reír. "La risa me encanta, no cuesta dinero", hizo notar.

En estos momentos, Quinn se encuentra trabajando en un nuevo proyecto cinematográfico algo más largo de lo que es habitual en su producción -tendrá una hora y media de duración- en la que estará Beryl y tratará de la muerte y la pasión, avanzó.

Las películas de Joanna Quinn destacan por una animación poderosa y un trazo magistral del dibujo a mano alzada. Sus guiones se caracterizan por una aguda observación de la realidad, que combinada con un fuerte sentido de la comedia. Su obra maestra, Britannia, constituye una mordaz y brillante perspectiva del fin del imperialismo británico. La pieza ganó el premio Leonardo Da Vinci en 1993, que irónicamente, recibió en Buckingham de manos del príncipe de Gales.