La escritora rumana Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009, presentó ayer en el Instituto Goethe de Madrid su última novela, Todo lo que tengo lo llevo conmigo, editada en valenciano por Bromera, en la que la autora plasma la persecución sufrida por los alemanes rumanos en tiempos de Stalin. Para aquellos que dicen que "odia" a su país, la escritora se mostró contundente: "No sé por qué lo hacen, quizás se basan en lo que critico, pero el patriotismo es también señalar lo que no está bien", sentenció.

Rodeada de cámaras, flashes y periodistas, esta diminuta mujer de cabello muy negro y corto fue contundente en sus respuestas a las preguntas de los medios de comunicación. "En Rumania muchas cosas están cambiando pero aún no está claro que el país evolucione hacia una democracia", apuntó al hilo.

Preguntada por cómo ha cambiado su vida el Nobel aseguró que en su caso no le ha cambiado nada. "Lo que cambian son las circunstancias exteriores pero yo misma lo encajo con normalidad. No entiendo del todo esta magia alrededor del Nobel", manifestó.