La inevitable cárcel del monasterio de San Miguel de los Reyes, el céntrico convento de Santa Clara en Valencia, el ahora hospital de Porta Coeli, las plazas de toros de Valencia y Alicante, el castillo de Santa Bárbara de aquella ciudad o el de San Fernando, el convento de la Mercè de Burriana, el seminario de Orihuela o los sangrientos campos de Albatera y Los Almendros. Es la relación de espacios valencianos de la represión franquista que aparece retratada en la exposición Cartografies silenciades, inaugurada ayer en el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València. La muestra irá a Santiago de Compostela, Barcelona y Guernica.

Ana Teresa Ortega ha fotografiado, setenta años después, estos lugares habilitados por el régimen franquista para encerrar a miles de republicanos ("campos de concentración", según los documentos de la época). La quietud enmarcada por la fotógrafa contrasta con el pasado de estos espacios repartidos por toda España. Hay hueco para la paradoja: Los Arenales, de Cáceres, es hoy un alojamiento rural de lujo. Ortega destacó ayer que en casi todos estos lugares no hay referencia alguna a su pasado y recordó que la mayoría eran de uso religioso. "Es estremecedor cómo la Iglesia se prestó a esta barbarie", dijo.

Las fotografías se acompañan de papeles históricos, que ilustran, por ejemplo, el estado de los campos valencianos en abril de 1939.