Christian Dior amante de una elegancia informal y tropical, marinera y exótica a la vez, perfecta en todo momento; Gaspar Yurkievich, con mujeres portadoras de estampados galácticos y Lanvin en plena inspiración, dieron hoy algunos de los grandes momentos del Prêt-à-Porter de París para el verano 2011.

Alber Elbaz ofreció para Lanvin su exquisito momento de moda con más de una hora de retraso, dato que no pareció importar a un público que le aplaudió a rabiar al término del desfile, marcado por medio centenar de modelos en su mayor parte monocolores.

Negro, por supuesto, marrón, beige, petróleo y gris fueron los tonos dominantes de su paleta, en la que los muy escasos estampados eran de camuflaje, para conjuntos de túnica y pantalón.

Un top amarillo sobre una falda negra y un vestido fucsia proporcionaron algunas de las raras notas de color de la colección, que encontró otra excepción tonal en cinco suntuosos vestidos bicolores bordados sobre marrón, beige o negro, con pedrería y enormes lentejuelas plateadas.

Es tradición en los desfiles Lanvin que el bordado se concentre en un puñado de modelos increíbles, esta vez cortos, breves y ceñidos, como gran parte de la colección, en la que los escuetos modelos se ilustraban con algún toque gótico y numerosas asimetrías.

Frente a esta segunda piel, la otra silueta clave del verano próximo pensada por el modisto franco-israelí fue la de la libertad etérea y volátil de túnicas de seda y muselina, casi aladas.

Desde el otro lado de la paleta, con un desfile multicolor de alegría desbordante, John Galliano "echó el ancla", e instaló a su público y a su clientela del verano 2011 en una base naval del Pacífico sur, con el título: "I was never the girl next door" (Nunca he sido la chica de la puerta de al lado).

El modisto gibraltareño imaginó a la "ultraglamurosa" Betty Page, icono de los años 60 del siglo XX, dándole esa réplica a un Marlon Brando vestido de uniforme marino con su célebre camiseta blanca; pensó en películas como "Mutiny on the Bounty" y "L'oiseau de paradis", y creó su colección, según comentó a la revista "Gala-fashion".

El resultado fue inevitablemente un éxito, que el artista celebró al término de su colección vestido él mismo de marinero, con trenza lateral y gorra "ad hoc", saludando al público entusiasta que no cesaba de aplaudirle.

Previamente le había deleitado con el feliz encuentro de uniformes de marinero, parcas y saharianas de cuero nubuck blancos, con multitud de minivestidos, tops, blusas y camisetas estampados de flores exóticas, adornados con transparencias, bordados, volantes, flores, drapeados, flecos y abundantes nudos marineros.

Curiosamente todo muy Dior.

Hubo voluptuosos vestidos de noche, a menudo transparentes; pantalones anchos de talle alto, rectos, flotantes, short o bucaneros; de tela, de aldogón, o de cuero; azul marino, blancos o beiges de preferencia; pero sobre hubo todo vestidos muy minis, entallados en la cintura, dejando a veces la espalda al descubierto o los hombros.

En busca de una irresistible elegancia informal y tropical, cada conjunto Dior se llevará el verano próximo sobre sandalias de tacón cerrados en los tobillos como las alpargatas más tradicionales, pero con cintas de colores muy vivos y casi siempre en contraste con los colores del modelo que acompañen.

Todo ello dentro de un espíritu en el que lo masculino y lo femenino se unía para vestir a bellezas tropicales de manera paradisíaca y "totalmente contemporánea", según resumía con acierto el propio Galliano en el dossier entregado a sus invitados.

Etérea fue también la mujer soñada por Issey Miyake quien partió en busca del "espíritu creativo", para dar al fucsia, al celeste o al rojo vivo, y a la vez al negro, al blanco y al beige un papel principal, en modelos a menudo bicolores, drapeados, con efectos túnica o foulard, calados y asimétricos.

Gaspard Yurkievich ofreció igualmente a sus clientas la opción túnicas aladas para el verano 2011, pero de estampados de seda galácticos.

Otras veces la ligereza recaerá en blusas o vestidos muy ajustados, de bajos asimétricos y estampado príncipes de gales, casi transparentes.

Bermudas de puntillas negras sobre minifalda-short beige; camisas y tops de puntillas, lisos o estampados, blusas de seda bordadas, trajes de chaqueta muy gráficos fueron otras características de una colección de envergadura muy celebrada por la asistencia.