Concierto del 9 d´octubre palau de les arts

Int. Miren Urbieta (soprano), Javier Agulló (tenor), Gabriel Urrutia (barítono) y Orquestra de la Comunitat Valenciana. Dir: Enrique García Asensio. 10 de octubre

Si, aunque tradicionales en su lenguaje, el otro Palau optó por tres compositores valencianos recientes e incluso uno de ellos vivo, en les Arts el Día de la Comunitat les Arts se ha celebrado con Serrano y Chapí. De la quincena de páginas de zarzuela escogidas, sólo una, la Marcha mora de Moros y cristianos, se integra en un argumento de ambiente valenciano. Un «duelo de titanes», decía Ana Galiano en las notas al programa. Y, para dirigirlos, García Asensio.

Lo que con más agrado se recordará de la velada serán las jóvenes voces oídas. El ilicitano Javier Agulló es un cantante ya muy hecho, poseedor de un hermoso timbre de tenor ligero que maneja con solvencia en una amplia tesitura.

Más lírica que ligera, la donostiarra Miren Urbieta no se avino del todo bien con el dramatismo de Dolores. Por contra, ya como Marianela y, más aún, en Mi tío se figura y en Carceleras demostró entre otras cualidades la musicalidad necesaria para dar sentido al fraseo.

Barítono más cómodo en el registro agudo que en el grave, también el valenciano Gabriel Urrutia puso de manifiesto un raro buen gusto para, por ejemplo, sustraer a Felipe al tópico chulapón. En la Canción húngara, en cambio, había dejado entrever alguna insuficiencia de fiato.

Las cuatro decenas de instrumentistas reunidos rindieron estupendamente en lo que de ellos dependió, con menciones de honor especialmente merecidas por los solistas de flauta y oboe, la pareja de clarinetes y los metales en su conjunto. A su favor jugó la elevación de los vientos a un plano superior a las cuerdas; en contra, la rutinaria dirección a que se les sometió.

Por «problemas» con los materiales, Agulló no cantó la Jota de La bruja. Se compensó con el Intermedio de La boda de Luis Alonso, del sevillano Gerónimo Giménez, como propina. Todo su tramo final García Asensio lo controló con la mirada, caídos los brazos. Al público que llenaba el auditorio le gustó todo mucho, este último detalle en particular. Con razón.