Aunque las especulaciones en el Planeta son siempre la guinda de la antesala del premio mejor dotado de la literatura española con 600.000 euros para el ganador, este año apenas son los nombres que ayer sonaban en Barcelona. Entre ellos, algunos redundantes a un galardón del que se falla esta noche su 59 edición y al que optan 509 novelas. Javier Marías, Elvira Lindo, Javier Sierra e incluso como sarcasmo Sara Carbonero corrían ayer entre las bocas de la prensa acreditada en Barcelona.

Pero había otro que se añadía y era el de Andrés Neuman. De hecho, entre las diez novelas finalistas hay una muy de corte de best seller en la que se le encomienda a dos jóvenes la misión de investigar los pasadizos subterráneos de la Alhambra en busca del tesoro de Boabdil, la que podía ser atribuida supuestamente al escritor latinoamericano que reside en Granada. Sin embargo, no dejan de ser simples especulaciones.

Quizás la ausencia de quinielas y nombres tenga también su explicación en el intento de centrar la mirada en la intervención que ayer realizaba el editor de Planeta, José Manuel Lara, en la presentación del premio. Y es que Lara fue claro y directo nada más tomar la palabra para alertar sobre la grave situación en la que puede entrar el sector del libro en un futuro muy próximo a causa de la piratería tecnológica.

Lara se refería al paulatino crecimiento que se está produciendo en España de las descargas ilegales de libros. Y ponía ejemplos, al tiempo que reclamaba una urgente legislación contra la piratería en la red.

Contra la descarga ilegal

El editor recordaba que el 90% de las descargas en España se producen el primer día que se cuelga un libro en la red, como también que hace mucho tiempo que no se producen nuevas grabaciones sinfónicas, no hay nuevas de enciclopedias en Europa, ya que la información se cubre con internet pese a la falta de calidad y garantía, o la imposibilidad que podían tener los escritpres de acceder al público desde un escenario para leer sus libros como opción que han encontrado los músicos para hacer frente al desmoronamiento de la industria discográfica.

"Es un tema que nos preocupa mucho y al que hay que poner remedios y una reacción", afirmaba el presidente del imperio editorial mientras sostenía que no se puede apelar al derecho a la libertad de expresión o al derecho a la información cuando se está hablado del patrimonio de la lengua, y recordaba la existencia de leyes o medidas que ya están aplicando otros gobiernos europeos.

"La suerte que tenemos es que llegamos años después de comprobar lo que han sufrido otros sectores", afirmaba el editor, quien comparaba la descarga ilegal de un libro con el robo de una propiedad personal.

Cuarenta millones de ejemplares es el volumen de números vendidos por Planeta entre finalistas y ganadores desde la creación del premio. Es la cuarta ocasión que el concurso supera los 500 libros presentados.

De entre los diez libros finalistas tres novelas, según los miembros del jurado, destacan en un premio en el que de nuevo la temática predominante es la novela histórica, la guerra civil así como la búsqueda del secreto de una persona que bucea en su pasado para entender la realidad de su presente.