Shuarma dice que pasa por una época fructífera e intensa en lo musical. De ahí que sólo unos pocos meses después de presentar El poder de lo frágil haya regresado con un nuevo disco hijo de aquel: son las mismas canciones y en el mismo orden, pero desnudas, sin la potencia al lado de una banda de rock, interpretadas sólo con guitarra y voz. Ha salido también en gira -reducida, sólo de diez a quince ciudades, no más, afirma- con esta versión acústica de sus últimas creaciones y anoche estuvo en la sala El Loco de Valencia.

"Las canciones son las mismas, pero la lectura es muy distinta -explica el ex líder de Los Elefantes a Levante-EMV antes de subirse al escenario-. Para mí es algo aún sorprendente a día de hoy. Puedes ver cómo la misma canción la puedes llevar a un lugar muy ruidoso y potente o a un punto muy sencillo".

El rock, que reivindica en la primera entrega de El poder de lo frágil, y el acústico con el que ha salido ahora de gira no son enemigos, reflexiona.Más bien, son "la cara y la cruz de una canción y eso me gusta". No hace falta, continúa, un acompañamiento eléctrico para que el sonido sea potente, porque el poder está en las canciones, dice.

Shuarma ejerce y presume de hacer lo que le gusta y cómo le gusta, al paso de sus propios ritmos, sin imposiciones externas. "Necesito el inconformismo: escuchar mi pulso y hacerle caso. Si me quedo en un sitio me aburro", razona.

Lo cuenta aún más claro: "No sé si es libertad o cara dura, pero siempre he ido haciendo lo que yo creía, aunque a veces va en contra de tu carrera, porque lo que tú quieres no siempre es lo que la gente quiere". Pero el músico catalán no tiene dudas al respecto. "Siempre he puesto por delante lo que yo creía artísticamente que tenía que hacer y me siento afortunado de que haya bastante gente que lo valore", señala.

Shuarma debutó como solista en 2007 con Universo, un disco de buscado sabor semiacústico para alejarse de la herencia rock que llevó al éxito a Elefantes. Incidió en la misma línea un año después con Más universo, una reedición especial del trabajo anterior. Tras una etapa de silencio, la pasada primavera regresó con El poder de lo frágil, un retorno a sus orígenes rockeros. Sólo unos meses después, se ha decidido a pasar esos temas por un sereno tamiz acústico. Y la vena creativa continúa: en enero próximo tiene previsto meterse en el estudio para grabar un nuevo álbum.

"Es un periodo fructífero e intenso y me gusta prestarle atención -asevera-. Luego hay otros más relajados, así que ahora que la inspiración está cerca me gusta sacarle partido".

¿Y el nuevo disco? "No sé en qué línea de sonido irá. Nos vamos a dejar llevar mucho en el estudio y que la casualidad opine. De letras sí que será más oscuro que El poder de lo frágil". ¿De los que cuesta más llegar? "Y de esos que cuando llegas, también se hace más difícil dejarlos", responde. El mundo de la música cada día es más complejo. Ni el canon digital está claro ya. "La música es como un cuarto desordenado ahora mismo. Hay gente que entra y sale y los músicos estamos ahí conviviendo con el caos más absoluto", dice. O alguien ayuda o acabaremos con la música, lamenta. Para saber qué es eso, propone un día sin música. "La vida sería muy distinta y, desde luego, mucho peor", sentencia.