Entrar a la galería 7 y encontrarse junto a la puerta dos dibujos de Jasper Johns, un Rauschenberg y una pintura de más de un metro de Cy Twombly es un impacto que impresiona. Con nombres de tal peso histórico, más de doscientas obras y el sello de uno de los templos mundiales del arte contemporáneo (el Museum of Modern Art -MoMA- de Nueva York), al visitante casi no le queda más que pensar que está ante la exposición del año en el IVAM (con permiso de Mr. Opie y los modernistas catalanes). Pero es dibujo, obra sobre papel, dirá el purista. Cierto, pero esas categorizaciones hace tiempo que están bajo sospecha. El comisario lo confirma. "Hay algunos dibujos que son más significativos que la pintura actual", dice al ser abordado. Y acercando más el ascua a su sardina (es conservador de dibujos del MoMA), Christian Rattemeyer zanja: "El dibujo es el medio más cercano a la mano y al cerebro del artista". Una forma de expresión, continúa, que combina lo más íntimo y espontáneo del creador con la monumentalidad.

Uno no se atreve a ponerlo en duda situado bajo el imponente y burlón collage (más de cuatro metros de altura) Sombrero de pene, de Paul McCarthy, que reina en la segunda sala junto a una acuarela de Raymond Pettibon de herencia impresionista.

Pasados los primeros impactos de la abstracción, el figurativismo se va abriendo camino en la exposición, cuyo título (Compás en la mano) reclama toda la ambigüedad del núcleo del sintagma: compás como arma geométrica y compás como utensilio de navegación en medio de las mareas del arte. La herramienta conduce hacia nombres sagrados de la creación plástica de la segunda mitad del siglo XX: además de los citados, Beuys, Hockney (un erótico dibujo del duermevela de Wayne), Koons, Boetti, Matta-Clark, Bourgeois, Kippenberger o Sherrie Levine, entre otros. Y así desde los años 50 hasta la producción sobre papel más reciente y con representación de casi todos los continentes.

De Valencia a Berlín

Junto a los nombres, otro reclamo es el carácter de obra inédita y única en España, ya que la muestra, que el MoMA exhibió en 2009, no viajará a otra ciudad española. Su destino siguiente será el Martin Gropius Bau de Berlín.

Las 241 obras de 118 artistas son una selección de la colección de dibujo contemporáneo de la Judith Rothschild Foundation, formada por 2.500 piezas sobre papel. Este fondo fue reunido entre 2003 y 2005, año en que fue donado al MoMA, que con él cuenta con una colección de dibujo que alcanza las 10.000 obras.

La aportación de la fundación no sólo enriqueció el ya nutrido catálogo del museo neoyorquino, sino que "lo equilibró", al sumar mucho material de los últimos veinte años, algo que faltaba, según Rattemeyer.

Por ello, la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, pudo presumir ayer de tener gracias al convenio con el MoMA la exposición de dibujo más importante del año en España. "Y en mucho tiempo", apostilló. Pues eso. Que se repita.