Era de esperar un filme testamento (por Enrique Belloch, actor y productor) o un filme manifiesto por el joven J. Enrique March, en su segundo largometraje. Y ambos, con un guión de Pablo Montesinos, se han lanzado por un camino empinado que ha destacado en la sección Zona Zine del Festival de Málaga.

El artificio contrasta con películas como Amigos y Doentes, las otras dos producciones que entraban en liza el lunes o las del día anterior Cinco metros cuadrados y Catalunya über alles¡. Si la vocación de la primera es ir por la comedia de costumbres, tocando el nervio del deseo de éxito, y la última pasa a cuchillo tanto a los fanáticos del nacionalismo (catalán y/o español), la apuesta de José Enrique March va por la voluntad de servir al arte y por ende al cine.

En esa vertiente le apoya el productor, Belloch, quien no sólo da vida al director, en crisis física, moral y económica, sino que ofrece su propia carne, materia primera, su vida, a retazos, hecha de sus testimonios familiares, fotos, y además su filmografía, incluida Pestañas postizas (con citas y guiños a su relación con Antonio Banderas, a quien dio el primer papel de protagonista), o Tres en raya (en la que también participaba el joven Iñaki Miramón. No menos recorrido tiene el papel de María José Peris, la hermana en la película, actriz de teatro, con la que contiende y con la que intercambia réplicas dignas de Racine, Bergman o la comedia americana.

Belloch, de vuelta de todo, se despachó en Málaga contra los mediocres. La película ha nacido "del odio a la mediocridad", dijo. Y contó como ha estado haciendo un programa en Canal 9, y estando harto, en una pausa, nació la idea para El artificio. "Es una llama de odio contra lo feo, lo malo". Y así confesó que "embaucó" a March para dirigirla. "Odio a los que deciden qué tipo de cine debe hacerse, son mediocres", declaró ante una sala de los Albéniz repleta de prensa. Un discurso que dijo traer "preparado". Belloch desmelenado vale por dos.