Seal

Feria de julio

Jardines de Viveros. 18 de julio.

Contaba Seal es una entrevista con Levante-EMV que llega un momento en la carrera de un artista en la hay que saber dosificar en los repertorios los éxitos con las novedades para no convertirse en un artista repetitivo y al mismo tiempo aburrido que siempre acabe ofreciendo lo mismo.

Seal tiene muchos éxitos en su carrera y sabe cómo aplicar esa conjunción. Por ello su concierto del lunes en Viveros—apenas medio aforo corto—fue eso, una sucesión de éxitos, algún que otro tema nuevo de su último disco Commitment—septiembre 2010 —clásicos— fue muy interesante la versión de Knock on wood— y sobre todo de ritmos. Además, claro, de un repertorio bien estructurado.

Seal no es Prince ni James Brown en sus movimientos, muy al contrario, ni un crooner a lo Sam Cooke u Otis Redding. Es un artista de pop soul que no goza de una inmensa voz pero con una personalidad que le identifica. Ha sabido ganarse a la audiencia de medio mundo con un repertorio de cierto interés, muy bien producido y con buenas canciones. Le va la fiebre ochentera y por momentos parece querer vivir la etapa del soul explosion. Tiene, además, un punto espiritual y es muy comunicativo.

«Qué mejor que música, ser felices, una noche como esta y un sitio tan maravilloso. ¿Qué más podemos pedir para ser felices?», dijo como resumen de su estado anímico en plan algo místico.

Entre el soul, el ecleticismo rítmico, la música dance y sobre todo las baladas, Seal movió lo mejor de su repertorio junto a una banda de cinco músicos, una vocalista y dos multinstrumentistas que igual le daban a los metales, a los teclados o doblaban voces. No dio el concierto de su vida, sino algo mucho más festivo y poco encorsetado donde las baladas románticas se sucedieron son el nuevo soul británico tan de moda en la actualidad y ritmos que a veces recordaban a los Lighthouse Family.

Y así, de I can´t stand the rain, Crazy, Waiting for you, Wedding day, con dedicación incluida o Amazing—muchos soñaban que quizá saldrían alguna chica Victoria Secret—transcurrió una velada que no escribirá historia pero tampoco quedará en el olvido. Hubiera sido perfecto en un local cerrado y sobre todo próximo. Pero de eso no tenemos en Valencia y en el que hay la acústica no acompaña. Una lástima en todos los sentidos.