Importantes bibliófilos y coleccionistas valencianos, agrupados en la Societat Bibliogràfica Valenciana Jerònima Galés—nombre del de la primera impresora valenciana, viuda del impresor Juan de Mey— manifestaron ayer su rechazo al uso de la Biblioteca Valencia como espacio de oficinas.

La Societat Bibliogràfica afirmaba ayer que «el valor de los fondos bibliográficos valencianos no se puede poner en peligro utilizando los espacios de la biblioteca para un uso administrativo, con un alto índice de movimiento de personal. Esto supondría un alto riesgo para la custodia y llevar a cabo un cambio en las condiciones de conservación de los citados fondos», argumentó el colectivo a través de un comunicado. Asimismo, afirmaron que la Conselleria «dispone de suficientes dependencias más adecuadas e indicadas, como las que están ubicadas en la Avenida de Campanar o en el Edificio Europa, donde no causaría ningún trastorno ni pondría en peligro un valor tan importante».

Para la entidad, la Biblioteca Valenciana dispone de un fondo antiguo de valor incalculable, y el mejor fondo bibliográfico del siglo XIX que existe en España. «Es absolutamente impensable -matizaron- que una situación como esta ocurriera en la Biblioteca Nacional, en la Biblioteca Nacional de Francia, o en la Brithis Library».

Los escasos fondos bibliográficos que se han podido conservar a través de los tiempos deberán convivir con oficinas de la administración, cuyos usos pueden llegar a ser «tóxicos» para nuestro patrimonio bibliográfico, advierte el texto, firmado por el presidente de la Sociedad, Rafael Solaz Albert y de la que también forman parte, bibliófilos como Manuel Bas o coleccionistas como José Huguet. Por su parte la portavoz adjunta de Compromís, Mónica Oltra, ha pedido en las Corts la comparecencia de la consejera de Cultura, Lola Johnson, para que explique la conversión en oficinas de parte de la sede de la biblioteca.