La Escuela Valenciana perdió ayer a otro de sus grandes. José Sanchis Grau, creador de Pumby, fallecía ayer en Valencia a los 79 años. Llevaba desde hace tiempo viviendo en una residencia y había superado un cáncer. Sin embargo, las escasas posibilidades que tenía para moverse le llevaron a vivir acompañado y con asistencia. Sus restos mortales serán inhumados al mediodía de hoy en el Cementerio General de Valencia

Creador de uno de los legendarios personajes del tebeo pero también de otros personajes como El soldadito Pepe, El Capitán Mostachete, Miguelín y El Trenecito, Don Esperpento Marilín y la moda, para el semanario Mariló, dirigido al público femenino o Robin robot, Sanchis formó parte junto a Karpa, Sanchis Cortés, Arizmendi, Palop o Salvador, Rojas de la Cámara de una generación única que desde Valencia marcó tendencia en el mundo del tebeo desde la desaparecida Editorial Valenciana o publicaciones como Jaimito. La de-saparición en los ochenta de la editorial puso fin a su historia.

Sanchis fue testigo de una época en la que el tebeo vivía sus primeros años y formaba a una generación de niños. Junto a otros creadores muy jóvenes, sin apenas medios ni facultades, empezaron a dibujar. Fue en la Editorial Valenciana donde se formaron y dieron vida a miles de páginas y a decenas de personajes inmortales, muchos de ellos todavía vigentes.

Pero fue Pumby, ese gato negro, sencillo y feliz con hocico blanco de grandes ojos y orejas puntiagudas que llevaba un gran cascabel y recordaba al primer Mickey el que le catapultó. Llegó a convertirse en título de revista y creció con poderes en SuperPumby.

Llegaron a publicarse cerca de treinta volúmenes de sus aventuras y estuvo vigente desde 1955 hasta comienzos de la década de los ochenta, cuando la nueva generación de dibujantes irrumpió bajo la marca del cómic. Sin embargo, Sanchis siguió colaborando hasta hace pocos años con publicaciones como ComicGuia y Camacuc y continuaba creando y creando páginas y páginas de su personaje que llenaban las paredes de su casa.

Sanchis tuvo que luchar en los tribunales para recuperar los derechos de sus historietas a raiz de la realización de una serie para televisión con el personaje. Los herederos de Editorial Valenciana, que los consideraban propios al haber pagado por su creación, perdieron el pleito por la propiedad intelectual después de años de lucha. Se había hecho justicia, algo que no ha sucedido con otros grandes creadores de una generación que deja imborrables recuerdos y una gran hemeroteca de fantasía.