El verano toca a su fin y con él, muchas de las excavaciones arqueológicas que lleva a cabo el Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) del Museu de Prehistòria de la Diputación de Valencia. De los siete yacimientos que van desde el Pleistoceno medio hasta la época medieval, cinco de ellos ya han dado sus frutos.

El poblado ibérico de la Bastida de les Alcusses (Moixent) del siglo IV a.C. podría ser más antiguo de lo que se pensaba. Se ha descubierto que las estructuras de la entrada fueron modificadas por otro proyecto defensivo.

Por otra parte, 50 metros de muralla ibérica del yacimiento de La Carència (Turís) ha quedado al descubierto. Debido a esto, los expertos han podido conocer como debió de ser el alzado de la muralla y que esta sufrió un gran derrumbe.

El Altet de Palau (La Font de la Figuera) ha conseguido delimitar y documentar un gran muro con contrafuertes ubicados en los lados más accesibles del poblado de finales del segundo milenio a.C.

Otra novedad ha resultado ser en las Cuevas de Benaxuay I (Chelva) donde se trabaja sobre unas cuevas artificiales excavadas en la roca que funcionaron como granero en la época andalusí (siglo XII). Se han obtenido datos sobre la alimentación de aves rapaces diurnas carroñeras que ocuparon como nidos esas estructuras en una época reciente.

Por último, los resultados de la excavación en la Casa de la Cabeza (Campo de Arcís) completan la información, hasta el momento escasa, de las tierras valencianas de los siglos II-I a.C.

Por lo que respecta a los trabajos en la Cova del Bolomor (Tavernes de la Valldigna) y la Lloma de Betxí (Paterna) aún no han finalizado. Pero los arqueólogos de la Lloma ya han descubierto una serie de muros de aterrazamiento que amplían la ocupación del poblado de la Edad del Bronce.