La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) tardó ayer poco más de treinta minutos en elegir sucesor a Ascensió Figueres. La votación presidencial de hace cinco años se tuvo que prolongar durante más de un mes por falta de mayoría suficiente. Ayer, el favorito, Ramon Ferrer, superó en la primera consulta los once votos necesarios para ser presidente: logró doce, por cinco del otro candidato, Manuel Pérez Saldanya, y tres en blanco (son 20 académicos en la actualidad, tras la dimisión de Figueres para volver a la política con el PP).

¿Quién es Ramon Ferrer Navarro (Vila-real, 1946) Es un profesor de Historia Medieval de la Universitat de València, que fue designado académico en 2001 a propuesta del PP y que ha sido vocal de la junta de gobierno en la última legislatura. Pero el dato más definitorio filológicamente es que es miembro también de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV), institución contraria a la unidad de la lengua, que rechaza la normativa de la AVL y que fue en su día la casa madre del denominado secesionismo lingüístico (popularmente, blaverismo).

Ferrer, que ingresó en la RACV en 1984 -en plena batalla de Valencia- figura como académico con medalla número 2, si bien él insistió ayer en que no mantiene ninguna relación "activa" con esta entidad desde hace diez años.

La victoria de Ferrer supone el triunfo del pacto entre este y Josep Palomero (exconcejal del PSPV y cabeza de este sector al inicio de la AVL) bendecido por Figueres (los tres de Castelló). Su lista para la junta de gobierno -en la que figuraban también Verònica Cantó, Emili Casanova y Albert Hauf) estaba diseñada para ser candidatura única, pero sólo las reticencias en el mundo universitario a ver elegido por aclamación a un miembro de la RACV llevaron al catedrático de Filología Catalana de la Universitat de València y presidente en funciones hasta ayer de la AVL a dar el paso. Era más un gesto testimonial que otra cosa. Él y su entorno sabían que como mucho podían aspirar a que Ferrer no fuera elegido a la primera, pero ni eso.

Con todo, los planes de Ferrer y Palomero (y Figueres, en la distancia) no salieron al cien por cien, pues Josep Lluís Doménech obtuvo más votos que Hauf y alcanzó una vocalía, desplazando al veterano catedrático. De los elegidos -se vota cada cargo individualmente-, Palomero fue el que más cerca estuvo de no regresar a la vicepresidencia (ya la ocupó en la primera legislatura), ya que no pasó de los once apoyos mínimos. Su contrincante, Antoni Ferrando, se quedó en ocho.

En el lado contrario, la secretaria, Verònica Cantó, renovó el cargo con 14 votos por 5 de Àngel Calpe. Fue la elección más cómoda.

Que la candidatura de Pérez Saldanya era sobre todo para evitar la imagen de un presidente miembro de la RACV lo demuestra el hecho de que propuso aceptar a la resta de junta directiva de este con el mismo Ferrer de vicepresidente. La actitud indica que los bloques políticos y lingüísticos ya se rompieron en la AVL.

Ferrer se presentó ayer como el candidato del consenso. Su apuesta por el equilibrio se vio en que abogó por una relación "más fluida" con el Institut d'Estudis Catalans (IEC) y aplaudió también la relación "entre hermanos" con Lo Rat Penat, entidad contraria a la AVL, hasta ahora.

Renuncia al coche oficial, defiende la colaboración con el Consell y el consenso

Ramon Ferrer será el segundo presidente electo de la Acadèmia. No marcará un giro en la institución, según se desprende de las primeras impresiones de quien ha sido considerado en el seno de la institución un hombre muy cercano hasta ahora a los postulados del Gobierno del PP en el Consell. "Desde la independencia", propuso ayer una "colaboración absoluta" con la Generalitat "por el uso y la promoción del valenciano".

"Ha ganado el consenso totalmente", dijo sobre el proceso electoral de ayer, al tiempo que remarcó que no existía "ninguna diferencia" entre los dos candidatos a la presidencia, más allá de la aspiración personal por asumir la responsabilidad.

La afección de su pasado en la RACV en la imagen de la Acadèmia fue un hecho por el que pasó de puntillas. Prefirió subrayar "la ascendencia" de los 10 años en la AVL y el trabajo realizado. Al respecto, citó el dictamen sobre la identidad del valenciano para disipar dudas sobre su posición lingüística.

En las formas sí que puede haber más distancia con la etapa de Figueres: Ferrer incidió en que no desea un gobierno "presidencialista" y durante su parlamento ante los académicos anunció que renunciará al coche oficial, en consonancia con la era de crisis.