­

La dolçaina afronta un reto que puede marcar su futuro en el largo y espinoso camino hacia la normalización. Xavier Richart, profesor titular de Dolçaina del conservatorio municipal de Valencia, ha encabezado una propuesta colectiva para la incorporación de la especialidad de dolçaina en el católogo de titulaciones del Grau Elemental de música que regula la Conselleria de Educación. La petición, cursada hace un mes y todavía sin respuesta, es muy sencilla de entender.

Después de algunas décadas de enseñanza extraoficial en las aulas musicales, en el año 2004 la xirimita entró en el conservatorio de forma oficial y con el mismo valor que cualquier otro instrumento. Pero sólo en el Grau Professional (el antiguo Grau Mitjà). Así pues, todavía no se puede estudiar dolçaina en Grau Elemental ni Superior. Evidentemente, se trata de una discriminación que obliga a los principiantes a costearse academias privadas de música durante algunos años para empezar con la dolçaina hasta alcanzar el nivel exigido en el Grau Professional.

Xavier Richart recalca que la edad media de los dolçainers va bajando progresivamente y pone el ejemplo de Castilla y León, donde sí está contemplada la enseñanza oficial de dulzaina castellana en el Grado Elemental. «La Comunitat Valenciana no puede quedarse atrás», subraya. «En caso contrario —alerta—, la dolçaina, el instrumento popular representativo de la Comunitat Valenciana cuyo repertorio marca los principales rituales festivos y religiosos del pueblo, quedará deshonrosamente marginada».