Si la temporada taurina de 2011 se caracterizó, entre otras cosas, por la vuelta a los ruedos de José Tomás, no menos espacios en los medios ocupó el toro Ratón, propiedad del que fuera matador de toros de Sueca Gregorio de Jesús. Un astado sobre cuya figura se han vertido ríos de tinta a lo largo de este verano y cuya fama ha traspasado fronteras, sobre todo a raíz de su segunda víctima mortal, hecho acaecido en la plaza de Xàtiva el pasado13 de agosto.

Ahora se ha convertido en el primer toro que tiene libro. De esta forma, la Casa de la Cultura de Sueca fue escenario de la puesta de largo de una obra del periodista Paco Delgado sobre el ya legendario astado, que ha copado portadas de todos los medios de comunicación: periódicos, revistas, reportajes en televisión y radio, e incluso ha merecido la atención de la portada del célebre Wall Street Journal. Tras lo de Xàtiva, sus siguientes apariciones en el ruedo fueron seguidas con una enorme expectación, concitando a aficionados de toda España y periodistas de cinco continentes que fueron a Sueca, Canals, Vinaròs y La Muela atraídos por este singular astado. Por ver a este ejemplar, el más taquillero de la historia, se han llegado a pagar hasta 15.000 euros, todo un récord.

No deja de ser curioso el hecho de que su criador tuviera que enfrentarse a muchos ratones a lo largo de su trayectoria en los ruedos. Su aprendizaje taurino se basó en la lidia de novilladas en cosos del llamado Valle del Terror como Sonseca, Villa del Prado, Casavieja, Riaza, El Tiemblo, Cenicientos y un largo etcétera. Plazas rurales, con público exigente. Lugareños de boina, pana y cachaba con la que atizar a los astados en el encierro matinal. Una estampa solanesca repetida por la tarde, cuando los lidiadores se ponían delante de novillos destartalados, ofensivos y con mucho que torear. No tan enterados ni resabiados como Ratón, pero casi, casi. Ya de matador de toros Gregorio, quien llegó a salir por la puerta grande de Valencia, tuvo que estoquear en una corrida celebrada en Enguera a un mastodonte del hierro de los Hermanos Lozano. Un galafate que pesó en canal unos 470 kilos, lo que significa que en vivo superó los 700 kilos. Jesús lo mató con tanta facilidad como solvencia, sin darle mayor importancia al tema. Una vez retirado, se dedicó a la ganadería, de la que ha salido este Ratón protagonista del nuevo libro de Delgado.

Ratón nació en abril de 2000. Hijo del toro Caracol y de la vaca Fusilera, lo llamaron así por su pequeño tamaño. Su primera aparición en los ruedos fue el 27 de agosto de 2001 en Ollería, en una clase práctica de la escuela de tauromaquia. Pero su criador detectó en él condiciones para los festejos populares y en 2002 ya debutó en su Sueca natal. Negro girón, bragado, lucero y calcetero, marcado con el número 11, se fue fogueando por los pueblos donde, valga la expresión, aprendió el oficio. Y de qué manera. Cogió sitio, seguridad, técnica y sentido de las distancias y, muy puesto, se fue haciendo el amo de todos los ruedos de la Comunitat Valenciana y allende la misma. Su primera víctima se la cobró en 2006 en el Puerto de Sagunto, donde un hombre falleció debido a los golpes propinados por el toro. En palabras de su propietario, «por su morfología ha sido un todo con grandes facultades, fibroso y atlético, con una gran rapidez. Por su entrega en la plaza siempre ha dado espectáculo. Nosotros lo hemos cuidado y lo hemos tratado con respeto, dosificando sus salidas al ruedo. Es un toro que ha creado afición, ha dejado dinero allá por donde lo hemos llevado y por sí solo ha llenado plazas. Las cogidas han sido accidentes desafortunados. Nos apena que se haya vendido una leyenda distorsionada del animal, y ahora los públicos han llegado a una exigencia insoportable con él porque debido a ello todos quieren tragedia, y no es eso lo que buscamos».

En 2010, Gregorio de Jesús mostró sus deseos de clonar al animal, pero aquello no prosperó. Y ahora la idea es que que se retire. «Se lo merece, ya le ha llegado el momento de descansar, aunque las demandas de los aficionados y de los diferentes ayuntamientos no para de llegar para verle el año que viene. Como mucho, quizá lo saquemos pero solo para exhibirlo en la plaza, si así nos lo permiten».

Eso sí, su hijo, Ratoncito, un cuatreño, ya ha debutado por esas plazas. Y mostrando maneras. La saga continúa.