El que se mueva no sale en la foto. La frase de Alfonso Guerra sobre la disciplina de partido sirve para reflejar lo vivido en el Ballet de Teatres de la Generalitat. Al menos, es la visión de algunos de los damnificados, negada por la máxima responsable del organismo público, Inmaculada Gil Lázaro.

La secuencia se puede resumir en unos pocos episodios, algunos ya narrados por Levante-EMV: un grupo de bailarines, durante el verano, pide la intervención del comité de empresa por unas exigencias laborales que no considera justas; el comité ve el caso y respalda a los trabajadores; seis bailarines dirigen un documento al comité -a través del jefe de personal de Teatres- en el que desautorizan su actuación, en lo que supuso un cierre de filas con la empresa; al concluir los contratos de todo el Ballet el 31 de diciembre de 2011, solo una minoría continúa en la compañía.

¿Quiénes? Según fuentes consultadas por este diario, los seis bailarines que se manifestaron por escrito contra la actuación del comité de empresa son los que han firmado un nuevo contrato de un año para seguir en el Ballet. Los nueve restantes -entre ellos, algunos que llevaban más de cinco años en la formación- son los que han salido.

Frente a esta versión, Gil Lázaro niega la mayor. Asegura que la compañía se rige por contratos anuales y todos los años hay salidas y entradas. Por ello, continúa, se convocaron audiciones con meses de antelación (se realizaron en octubre). ¿Cuántos bailarines se han ido? "No lo sé", respondió ayer. ¿Se van por su voluntad o porque así lo quiere la compañía? "Por voluntad de todos", añade. En todo caso, "¿hay algún problema si la compañía quiere prescindir de ellos? Pasa en todas", se pregunta.

La directora de Teatres asegura, eso sí, que la no continuidad de algunos bailarines no tiene "nada que ver" con las actuaciones del comité de empresa en torno al Ballet. "No se puede ligar a otras cosas", afirmó ayer a este periódico, al tiempo que dijo desconocer el documento de algunos miembros del Ballet contra la representación de los trabajadores. "No lo he visto", zanjó.

"Cuentan cosas que no son para desprestigiar y para destruir. El Ballet de Teatres es hoy una compañía reconocida por la que han pasado cien bailarines desde 2003, esa es la noticia", aseveró.

Gil Lázaro está al frente del Centre Coreogràfic desde su creación en 1995. En 2003 dio pie a una de las pocas compañías públicas estables en España, que cuenta los últimos años con Ramon Oller como coreógrafo residente.