Obras de Asins Arbó y Borodin

palau de la música (valencia)

Jesús María Gómez (piano) y Orquestra de València. Director: Enrique García Asensio.

Aunque nacido en Barcelona (en 1918), el compositor Miguel Asins Arbó vivió, desarrolló prácticamente toda su carrera y falleció (en 1996) en Valencia. Con bandas sonoras tan memorables como las de Plácido y El verdugo de Berlanga o Los chicos y El pisito de Ferreri, más o menos de lejos guarda cierta semejanza con Nino Rota o, como señalaba Fernando Morales en el programa de mano, con Erich Korngold. Al igual que éstos, tal vez en otro país o en otros tiempos podría haberse dedicado plenamente a la música «pura». En 1944, otro valenciano, el pianista Leopoldo Querol (1899-1985), le estrenó junto a la entonces recién creada Orquesta Municipal de Valencia el Concierto que Jesús María Gómez (Alicante, 1965) y la ahora Orquestra de València acaban de reponer con Enrique García Asensio (Valencia, 1937) sobre el podio.

Compuesta en 1941 con el fin logrado de ganar el premio extraordinario de fin de carrera, es obra en sí y a su hora admirable por el dominio que el joven autor demostró de los medios y procedimientos creativos entonces asentados por más que hoy se nos puedan antojar con toda justicia ampliamente superados. Sirvió además para descubrir a un excelente pianista, que la defendió con autoridad de especialista y dominio de todos los recursos de su oficio. Antes la Serenata española, de 1954 pero en primera interpretación de la orquesta, y después la danza Valenciana como propina del solista completaron una primera parte de auténtico descubrimiento de lo propio.

Tras el descanso no se nos llevó tan lejos como pudiera pensarse, pues el de Alexander Borodin, químico de profesión, constituye otro caso de compositor de actividad diversificada. Salvo por un poco más de refinamiento que se echó de menos en algún tutti del Allegro inicial, la versión ofrecida de su Segunda sinfonía fue sumamente correcta, de enorme precisión en un movimiento que en tan alto grado la demanda como el Scherzo, con su punto exacto de sazón en la regulación de las variaciones de tempo y emoción en el Andante, y en general coherente.