Roberto Issoglio (piano) y Quinteto de Cuerdas de Berlín

palau de la música (valencia)

Obras de Schubert y Dvo?ak. Sociedad Filarmónica de Valencia. 23 de enero.

La marca "Filarmónica de Berlín" parece imposible que ampare nada siquiera mediocre. La previsión se cumplió plenamente en este concierto de uno de los grupos de cámara formados por miembros de la famosa orquesta. Sin embargo, no todo en su actuación fue indiscutible.

En concreto, su Quinteto La trucha presentó varios flancos a la discrepancia en cuanto al enfoque interpretativo. Globalmente, éste no puede calificarse sino de blando. Muy lento además, el Allegro vivace inicial, donde no se repitió la exposición, no favoreció por ello la acentuación de los contrastes, sino que produjo varios momentos de incoherencia. Los ritmos, un elemento tan importante o más en los movimientos lentos que en los rápidos, tampoco fueron muy marcados en un Andante en el que lo mejor acabó por ser el fraseo de la melodía de la sección par a cargo de la viola y el violonchelo al unísono y el diálogo entre violín primero y piano que devuelve al incipit en las reprises. Un Scherzo sin muchas ni pocas luces dio paso a unas variaciones de la canción que da nombre a la obra de las que lo más interesante fue el aire tan "vienés" de sus dos tramos finales. En el final se volvió a tener la sensación de que no se sabía qué hacer con las sonoridades en los pasajes de más volumen.

El Quinteto en sol mayor de Dvo?ak, obra de juventud (34 años tenía el autor) a pesar del elevado número de su opus (77), es con razón una página mucho menos conocida. La versión, en cambio, resultó de calidad muy superior y hasta formidable: no en cuanto a técnica, que ahí estos músicos diríanse incapaces de tacha; sí en lo demás. En los movimientos extremos (el primero, de nuevo, sin repetición de la exposición) se notó especialmente la forma en que la presencia del contrabajo permitía a los demás instrumentos, en especial al violonchelo, una entrega más efusiva en los remansos líricos. El Scherzo combinó la articulación limpia y el equilibrio de timbres e intensidades con una alegría rústica sin el más mínimo perjuicio del buen gusto.