Orquesta Sinfónica de Londres

palau de la música

Int.: Nelson Freire (piano). Director: Michael Tilson Thomas. Obras de Debussy/Matthews, Debussy y Berlioz. 29 de enero.

Veladas musicales estupendas en el Palau hemos vivido muchas. Por lo regular se deben a buenos intérpretes ejecutando obras universalmente consideradas excelentes y, por lógica, muy conocidas. Esta vez hubo algo más que eso, y nada menos interesante que el resto.

Para empezar, cuatro Preludios de Debussy (Libro I) en orquestaciones con las que el británico Colin Matthews (Londres, 1946) trasciende claramente ese concepto y hasta el de recreación para entrar de pleno en el de creación tout court. Jugando con las armonías de timbres desde la misma libertad con que se permiten repeticiones, adiciones y omisiones con respecto a los originales pianísticos, éstos quedan como meros pretextos difícilmente reconocibles; tanto que por poco se pudo advertir la inversión del orden en que se habían anunciado las dos últimas páginas escogidas, Lo que me dice el viento del oeste y La catedral sumergida. Los resultados fueron tan deliciosos para los oyentes que llenaban la Iturbi como se antojó que debió de ser el trabajo requerido de los instrumentistas y, sobre todo, del director.

Que un compositor elogie una obra propia no es garantía de nada; en cambio, pocas veces se equivoca cuando la denigra. No se llevará en este punto la contraria a Debussy, que nunca quiso que se oyera su juvenil Fantasía para piano y orquesta. Tampoco se podrá sin embargo negar que la versión protagonizada por el brasileño Nelson Freire (Boa Esperança, 1944) rozó lo insuperable por el voluptuoso encanto en que envolvió un lento central arrimado a Ravel y la bravura sin tacha desplegada en los movimientos rápidos.

Lo ´"normal" en el sentido dicho al principio quedó para la segunda parte: una Fantástica de Berlioz maravillosamente presentada. La orquesta deslumbró por la sensación de maleabilidad absoluta que produjo; el estadounidense Michael Tilson Thomas (Hollywood, 1844) por la coherencia con que, en el Vals por ejemplo, supo integrar incluso el bullicio ruidoso en una visión caleidoscópica de atractivo tan inmediato como poderoso.