La actriz Isabelle Huppert personificó ayer en la Berlinale el calvario de un cautiverio en nombre de Alá con Captive, el filme del filipino Brillante Mendoza que se sumerge en la situación extrema de un largo secuestro en la jungla, en manos de la guerrilla islámica Abu Sayaf. El filme compartió la jornada de competición con Meteora, una cinta rodada en ese monasterio ortodoxo, dirigida por el grecocolombiano Spiros Stathoulopoulos. El dúo protagonista es una monja ortodoxa rusa y su alter ego masculino. Cada uno vive en casi total aislamiento, hasta que rompen esa regla con un juego de espejos, orientados a sus respectivas celdas.