Isabel-Clara Simó (Alcoi, 1943) se define como una autora "de frontera, ni del todo valenciana ni del todo catalana". "Y adoro esa ambigüedad", proclama. La escritora afincada en Barcelona presentó ayer su última novela, Un tros de cel, una de las "grandes apuestas" de Bromera para 2012 y un "aliciente" en el mercado literario catalán, en el que no abundan referentes que vendan más de 10.000 ejemplares de sus obras, que es lo que pasa con Simó (al menos en las últimas, publicadas por la editorial de Alzira).

Un tros de cel supone un giro en la trayectoria de Simó, al encarar un tema de actualidad periodística: la prostitución, observada a través de la voz de Wing, una joven china vendida a los ocho años como esclava sexual, que acaba en Valencia en manos de un proxeneta, del que obtiene el compromiso escrito de que en la mayoría de edad. En ese momento, tan inverosímil como lírico, arranca la historia.

La autora del clásico Júlia reconoce que los finales felices "son poco literarios", pero en esta ocasión lo necesitaba, porque "quería explicar que siempre hay caminos para la libertad". "Es reaccionario pensar que como no hay salida no hace falta luchar", afirma. Y en la lista de cosas por las que combatir pone el feminismo o la independencia: "Soy independentista y feminista con muchas ganas de dejar de serlo".

Simó rechaza la literatura cargada de ideología, tal como se entendía en el "panfletón" del realismo social -"un error", dice-, aunque el escritor no pueda evitar sumergirse en la sociedad e imbuirse de sus preocupaciones. Pero buscar adrede las modas de la televisión, "es un oportunismo negativo para la literatura", sentencia.

¿Por qué Valencia como escenario? La novelista ríe y confiesa que "por mala conciencia" por vivirvive fuera, de forma que cada vez que regresa -como ayer- se fustiga por ser tan "mala valenciana".

Observando desde Barcelona, se lamenta de la elevada frontera entre las dos autonomías, que afecta a "la literatura, los programas de enseñanza e incluso el mercado". "Nos lo han impuesto desde fuera y mansamente hemos dicho amén".

Pero no culpa al meninfotisme local, "un tópico" sin base, afirma, porque "es uno de los pueblos más trabajadores de Europa". "Los realmente trabajadores -añade- son los valencianos, no los catalanes, lo que pasa es que no presumen".

Simó, que rechaza la idea de que los escritores valencianos -ve una docena de "gran categoría"- piensen en el público estudiante, defiende en Un tros de cel la cultura y la educación como "el ascensor social más potente". Aún. "Lo que nos salvará", pese a lo que digan los pesimistas.