Una lesión en su mano derecha truncó su brillante carrera como pianista y el estallido de la Guerra Civil cortó la gran progresión musical que estaba teniendo en Madrid. Lejos de dejarse amedrentar, el músico valenciano Leopoldo Magenti (Alberic,1894-Valencia, 1969) supo reubicarse en sus facetas como compositor, crítico musical y profesor de piano en el Conservatorio de Valencia.

La historia de la música le debe composiciones tan reconocidas como la revista La Cotorra del Mercat —que fue representada más de 1.500 veces—, L'Artista faller o la suite Estampas Mediterráneas. Sobre su trayectoria profesional y personal ha querido profundizar el historiador y musicólogo Manuel Olmos Gil, quien ha defendido recientemente —con resultado cum laude— su tesis sobre el compositor en la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir. «Leopoldo Magenti es un músico de referencia de la Valencia de mediados del siglo XX y no ha sido valorado hasta el momento», explica a Levante-EMV Olmos. Además, recuerda que le une cierto valor sentimental y familiar al músico valenciano: «mi bisabuela era prima del compositor», revela.

La labor de recuperación de información ha sido «ardua, pero bonita», explica. Para ello, ha contado con la colaboración de familiares del compositor, como su propia viuda, Eulalia Chisbert.

Aunque la obra de Magenti no puede considerarse muy extensa, en ella hay una «interesante» evolución compositiva entre 1924 y 1968. «Inicialmente Magenti se consagró como compositor de música lírica, primero con zarzuelas como El amor está en peligro (1924), El Ruiseñor de la Huerta (1929), La Barbiana (1932) y La Labradora (1933). Tras la Guerra Civil hizo su única banda sonora para la película La última Falla (1940) y derivó su composición hacia otras líneas de la música lírica como operetas y revistas musicales, siendo La Cotorra del Mercat (1946)», señala Olmos. «En su última etapa como compositor —continúa—, se inclinó hacia el género sinfónico con las suites Estampas Mediterráneas o Evocaciones, que han tenido mucha repercusión en su versión para banda».

Cronista de su tiempo

De sus múltiples facetas, el musicólogo destaca a Magenti por ser «un compositor versátil que igual utiliza elementos del folclore musical valenciano, como recrea nuevos estilos de su época, como el bugui–bugui». Sin embargo, su amplio estudio de la figura del músico valenciano, Olmos asegura que lo que más le sorprendió fue esa labor como crítico musical, que ejerció como colaborador en el Diario de Valencia, entre los años 1916 y 1919 y como miembro de la redacción del periódico La Voz Valenciana de 1923 hasta 1931. «Gracias a las crónicas musicales de Magenti podemos conocer por un lado la historia del mundo musical valenciano del primer tercio del siglo XX y por otro lado su pensamiento musical, sus opiniones, su estética y su análisis de la música del momento», asevera.

Es más, el historiador reivindica la figura de Magenti como uno de los grandes representantes de la «generación 1900» que, junto a personalidades como Manuel Palau, José Iturbi, Joaquín Rodrigo o Vicente Asencio, componen una «eclosión de músicos que hizo cambiar la concepción de la música valenciana». «Todos ellos son la generación que hereda las inquietudes de la Renaixença, liderada por Salvador Giner y desarrolla y expande aquello que se pretendía a finales del siglo XIX», resalta.